043. Una sombra del futuro

043: Una sombra del futuro

Pronto veré a Blanquita siendo feliz con alguien más, ¿verdad?

En algún momento encontrará a una persona especial con la que querrá compartir su vida como yo quería compartir la mía con ella. 

Parece que la medicina incluso está logrando grandes avances en sanar su corazón y su pasado, reviviéndole la posibilidad de dar vida desde su vida.

Así que pronto podría ser capaz de formar una familia con esa persona que sea especial para ella. 

Y yo solo la veré ser feliz desde lo lejos. 

Igual que vi cómo Scarlet al fin era feliz con alguien más. Mucho más feliz de lo que yo jamás pude hacerla. 

¿Acaso no es maravilloso que las personas puedan ser tan felices? Es hermoso ver cómo pueden encontrar a ese alguien tan especial que llena sus vidas de alegría.

¿Entonces por qué me siento tan mal? 

No soy más que un ruin y abyecto envidioso, una basura sin valor que se debilita con la felicidad ajena.  

¡Alas, que sean todos felices! 

Lástima que la muerte no tenga para mí los ojos que yo tengo para ellas. 

040. Día 11 (Las cosas más bonitas)

040: Día 11 (Las cosas más bonitas)

Me: Invéntame una canción de amor. Vamos, solo por diversión. Una canción de amor basada en mí. ¿Cómo sería la letra? 

Madeleine: Seguro sería algo muy poético. Quizás un poco graciosa también.

Me: A ver, invéntala pues.   

Madeleine: 😦 

Me: ¿Qué?

Madeleine: Se murió el creador de Bob Esponja…

Me: Entonces componme una canción en su homenaje. 

Madeleine: No estaría a la altura.

Me: Entonces una en mi homenaje. Mido 1.75 m. Un metro y tres cuartos de pura miseria. Seguramente ahí sí estás a la altura. 

¿Cuánto mides tú?

Madeleine: 1.65. 

Me: Blanquita mide 1.45. ¿Crees que habríamos hecho una mala pareja?

Madeleine: Qué pequeñita.

Me: Pequeñita y adorable. ¿Crees que habríamos hecho una mala pareja? 

Madeleine: ¿Por qué lo serían?

Me: Tal vez porque ella ni siquiera me quiere como yo la quiero. 

Madeleine: ¿Y eso qué tiene que ver con la altura? Aunque imagino que la diferencia de altura les dio problema alguna vez. 

Me: No me refería a la altura, sino en general, si crees que habríamos hecho una mala pareja, ya que en ciertos sentidos somos tan diferentes. ¿Como qué clase de problemas? 

Madeleine: Para abrazarse y cosas así. 

Me: Es cierto. A veces siento que los abrazos deberían tener una fórmula clara de cómo deben ejecutarse, pero no estoy seguro de cuál sea esa forma. 

¿Cuál es la manera correcta de dar un abrazo? ¿Los brazos de la mujer deberían ir alrededor del cuello del hombre mientras que los del hombre van alrededor de la cintura de la mujer? ¿O es al contrario? ¿Quizás es un brazo arriba y otro abajo? Aunque ese último se sentiría más como un abrazo fraternal que uno romántico. 

¿O quizás es algo que no tiene que ver con el género sino precisamente con la altura de los involucrados? ¿La persona de menor estatura está obligada a abrazar por la cintura o es correcto que se cuelgue del cuello del otro? 

Estoy diciendo cosas muy raras, ¿verdad? 

¿Por qué la interacción social es tan difícil de descifrar y aun así la mayoría de las personas la aplican de manera correcta de manera tan natural sin siquiera pensar en lo que están haciendo? 

Madeleine: Está bien, no creo que sea tan raro que alguien se pare a reflexionar sobre estas cosas. 

Me: Nunca supe si esos abrazos eran estructuralmente correctos, pero emocionalmente creo que ninguna cosa me ha impactado de manera tan positiva. Y es porque, aunque físicamente un abrazo se trata de un movimiento sencillo, cada vez que se da uno, aparte de producir una liberación de las hormonas que producen sensación de placer y bienestar, también está en cada caso cargado de un significado que aumenta todas esas sensaciones. No puedo explicar en mi caso todo lo que significaba en mi vida (sentimientos de aceptación, de valor, de apoyo, de empatía, de afecto, de logro, de superación, de estar vivo…) cada vez que Blanquita me abrazaba, pero siempre me llenaba de una sensación de calor y felicidad que nunca había sentido antes con ninguna otra cosa. 

De hecho, creo que te lo mencioné antes, pero en mi lista de las cosas más bonitas que he vivido en esta vida, dos de esas cosas son abrazos de Blanquita. 

Madeleine: Ouuuu. Qué bonito. 

Me: El primero fue el abrazo que me dio hace dos años, poco después de que empezamos a hablar, cuando me llamó desde su grupo de teatro porque se sentía mal y cuando llegué me abrazó y se puso a llorar entre mis brazos. 

El otro abrazo fue hace poco, cuando ya había decidido alejarme y no volverle a hablar y me la encontré mientras iba a la universidad, y ella se puso en mi camino y no me dejó pasar, sino que me bloqueó con un abrazo.

El otro elemento de la lista no fue un abrazo, sino una tarde completa. Una tarde que pasamos leyendo juntos poemas de Baudelaire mientras esperábamos nuestro horario para ir a clases. Cuando llegó la hora de irnos, empezó a llover muy fuerte, pero como debíamos llegar a nuestras respectivas clases, tuvimos que mojarnos, corriendo bajo la lluvia, tomados de la mano. Y fue muy bonito. 

Esa es toda la lista de las cosas más bonitas de mi vida. 

No son muchas cosas, pero con esas me basta para llenarme el corazón, al menos hasta donde se puede llenar, con todos los huecos que tengo en él. 

Pondría también los besos en esa lista, aunque irían un poco por debajo, porque la verdad es que sí fue algo bonito y muy importante para mí, porque fue un paso que pensé que nunca lograría dar en mi vida debido a mi enfermiza timidez, y Blanquita en vez de forzarme a hacerlo me dio toda la confianza para que fuera yo el que me atreviera a dar ese paso, pero al mismo tiempo estaba tan nervioso y tan extrañado al hacer algo que nunca había hecho y que no sabía cómo se sentía, que creo que no lo pude disfrutar del todo. 

Si tan solo las cosas no se hubieran terminado tan rápido, estoy seguro de que en poco tiempo habría aprendido a sentirme más tranquilo y con más confianza, y habría podido disfrutar al máximo cada momento con ella. 

Pero las cosas se acabaron y ahora solo me queda otro hueco en el corazón y una pequeña lista de recuerdos. 

Nunca nadie me dio la confianza que me dio ella y según me dice mi yo editor del futuro, en unos años seguirá siendo igual, seguiré estando roto, vacío y solo, sin tener a nadie que me quiera o se preocupe por mí. 

Si hiciera una lista de las cosas que están mal con mi vida… probablemente un diario de quinientas páginas no sería suficiente.

Todo el tiempo tengo miedo de que Blanquita vuelva a hablarme.

Si no fuera porque quedó de hablarme en cuanto tuviera el dinero de las boletas, estoy seguro de que ya no volvería a hablarme más.

Supuestamente somos amigos, pero nunca me habla, no piensa en mí, no me tiene en cuenta para nada, no existo para ella.

Nunca intentó siquiera hablarme en esos dos años que estuvimos separados. 

Hace 11 días que no me habla ya. Y si no fuera porque quedó de hablarme, estoy seguro de que ya no me volvería a hablar. 

Por eso tengo miedo. 

En cualquier momento va a hablarme y entonces va a ser la última vez.

Madeleine: Bueno, pero ¿qué es lo que quieres realmente? ¿Quieres que te llame o no?

Me: Quiero morir. Quisiera que me llame y que me ame y que me diga que me ama como yo la amo a ella, pero eso nunca va a pasar.

Así que solo me queda desear algo más realista y esperar la muerte. Quiero morir.

Algunas personas solo nacemos para estar deprimidas toda la vida, ¿verdad? Me gusta mucho este cantante, aunque no toda su música. Todas las letras de sus canciones son tristes, incluso cuando era el vocalista en una banda de rock. 

Me recuerda a mi vida. Siempre triste y miserable. 

Madeleine: …

032. Patetismo

032: Patetismo

Me: Ahora que lo pienso… Creo que al final solo terminé hablándole de nuevo a Blanquita este semestre porque la veía seguido cuando iba a mis clases de cocina. 

La veía siempre sonriéndome desde lejos y mi corazón se llenaba de tristeza y nostalgia. Al final, no pude soportar la tentación de su mirada y caí de nuevo en ella, arrastrado por una fuerza más grande que la mía. 

Pero si nunca me hubiera inscrito en esas clases de cocina y en esas de pintura (a las que me inscribí para tratar de socializar y conocer gente nueva y en las que al final no socialicé ni conocí a nadie), tal vez nunca habría decidido volver a acercarme a ella y no habría tenido que pasar por todo esto.

¿Pero fue bueno pasar por esto o solo fue un sufrimiento innecesario?

¿Estaría yo más feliz si no hubiera vuelto a hablar con ella? ¿Lo estaría ella?

Me imagino que yo seguiría igual de infeliz y ella sería tan feliz como lo ha sido siempre. 

Es como si nada tuviera valor… pero no es así. O al menos no siento que así sea, aunque puede ser porque mis sentimientos hacia ella mi nublan y mi juicio se ve afectado por eso.

Pero siento que sí tiene valor… Todo este sufrimiento absurdo y las pocas cosas buenas que vinieron con él… Siento que, de algún modo, si nunca hubiéramos vuelto a hablar, yo solo habría llevado una vida gris y vacía como siempre la he llevado.

Pero el poder haberme acercado a ella una vez más, aunque haya sido con las esperanzas equivocadas y esto me cause tanto sufrimiento, siento que me ha llenado un poco más la vida y le ha dado un poquito más de sentido.

¿Tiene sentido lo que digo?

Siento que mi vida habría sido mucho más vacía si no hubiera vuelto a hablarle, y si no me hubiera vuelto a enamorar tan profundamente de ella, aunque solo haya sido para terminar sufriendo aun más por ello. 

Ah, ¿no es muy triste lo que digo? ¿No es lo más patético que has oído?

Que lo único por lo que puedo alegrarme en la vida es por haber sufrido en vez de por no haber vivido nada…

No puedo alegrarme por que me hayan pasado muchas cosas buenas, porque no ha sido así. Solo puedo alegrarme porque me han pasado cosas malas que, solo en el fondo, me han llenado un poco el vacío de mi alma.

¿No es lo más triste que has oído?

Ojalá pudiera morirme…

086. Nostalgia

086: Nostalgia

Me: Se trata de gustos diferentes. A mí ese tipo de música me aburre, pero en cambio a ti… te produce nostalgia.

Madeleine: ¡Así es! Puedo imaginarme bailándola en un baile de salón o algo así.

Me: Ah, pero la nostalgia en sí es un sentimiento muy aburrido… un intermedio entre la tristeza y la felicidad que no llega ser una ni la otra.

Madeleine: Oh, qué interesante. No lo había visto de esa manera.

Me: Ya sabes que no soy una persona de emociones tibias. En lo personal, prefiero estar eufórico o melancólico, pero nada intermedio.

Madeleine: Pero con la nostalgia terminas llegando a uno de los dos extremos, ¿no?

Me: ¿Ah, sí? ¿A cuál llegaste?

Madeleine: Depende. Algunas veces termino feliz y otras veces termino melancólica. Casi siempre me suceden las dos: primero felicidad y después la tristeza.

Me: Pero en el momento en que pasas a uno de los dos estados diría que ya no estás “nostálgica”.

Sin embargo, me refería a este momento… Después de haber escuchado esa canción nostálgica todo el día, ¿a cuál sentimiento llegaste?

Madeleine: Melancolía.

Me: …No lo aparentas. Pero está bien, no puedo ver tus ojos rojos para comprobarlo.

Madeleine: En realidad no fue algo tan extremo.

Me: La nostalgia normalmente viene acompañada de recuerdos. A veces incluso de sueños… ¿En qué has estado pensando hoy?

Madeleine: Estaba pensando en las épocas navideñas. Esa música me recordó a esos especiales navideños que pasaban en la tele.

Me: Awww, qué ternurita.

Madeleine: Es perfecto para esa época.

Me: Sí… Aunque yo odio ese tipo de recuerdos nostálgicos. Como te dije, no me gusta como se siente ese sentimiento.

Madeleine: Ya veo… Supongo que está bien.

Me: También me ocurren sentimientos extraños cuando voy por la calle y de repente percibo un olor que me trae fuertes recuerdos de alguna cosa del pasado.

Madeleine: ¿Y no te gusta?

Me: No sé, es demasiado extraño. Es como estar en el pasado de repente, lo cual es interesante, pero las sensaciones son tan fuertes que incluso recuerdo lo desagradable que fue la vida siempre y eso no me gusta.

Aun si son recuerdos de momentos buenos, también se siente extrañamente desagradable el hecho de sentir que esos momentos no son reales, sino que son solo un recuerdo.

A veces aguanto la respiración para no percibir esos olores…

Creo que no sé cómo expresarlo bien. Es una de las cosas que me hace sentir que me estoy volviendo loco. Tiene un lado interesante, pero también uno desagradable, y al juntarse ambos se siente la cosa más extraña…

Madeleine: Creo que te entiendo.

Me: También me pasa una sensación similar cuando veo gente normal, viviendo sus vidas de una manera feliz e inocente.

Madeleine: Eso suele pasar, te entiendo. 

Me: Cuando veo niños jugando, o parejas de la mano, o familias juntas… Se siente extraño. Es una cierta sensación de desprecio, mezclada con algo parecido a la felicidad.

Madeleine: ¿Felicidad?

Me: Sí, algo así. Por sus vidas aparentemente normales y felices. Porque al menos sé que existe gente que puede vivir así.

El desprecio viene porque siento que yo jamás viví así y que probablemente nunca lo haga.

Madeleine: Entiendo. Me pasa algo parecido con mucha gente que admiro. 😦

Me: A veces pienso: Wow, qué sencillo sería poder ser feliz. Incluso tener una vida perfecta no es imposible. Todas las cosas que componen esa vida son cosas bastante normales, frecuentes y cotidianas, pero aun así, parece que en mi vida nunca se alinearán esas cosas, sin importar cuánto me esfuerce…

Madeleine: Sí, sí, sí. ¡Eso mismo me pasa!

Me: Aww… ¡Abrázame, hermana!

031. Y con todos ustedes: Madeleine, mensajera de los dioses

031. Y con todos ustedes: Madeleine, mensajera de los dioses

Me: Podría describirte como creo que eres, pero no se me ocurre un personaje en particular con el que pudiera asociarte…

Madeleine: Está bien, no tiene que ser un personaje real. Solo sitúame en un escenario y hazme una descripción.

Me: Estados Unidos, año 2015. Madeleine Miller, fanática del cine y artista del diseño con complejos de inutilidad. Desesperada por no encontrar un empleo o algo que la haga sentir importante en su vida, se dedica día a día a trabajar en su obra hasta largas horas de la madrugada. Sus proyectos son poco claros y su crisis de los 20 años solo parece empeorar con cada minuto. La frustración alcanza su clímax después de que su gato derrama una taza de café sobre su trabajo de toda la vida. Madeleine enloquece y decide darle un nuevo rumbo a su destino…

Madeleine: Jajaja. Está genial. Ojalá tuviera un gato. Pensé que me ibas a situar en otra época.

Me: Madeleine Miller. 22 años. Estados Unidos, 2016. Artista del diseño gráfico y fanática de los ponys.

Madeleine: Jajaja, es gracioso porque los caballos me dan miedo.

Me: Si te ponía en el siglo XIII seguro me habrías dado una patada.

Madeleine: Depende de lo que hubieras hecho la escena, pero entiendo a lo que vas.

Me: Madeleine Miller, 19 años. Tenochtitlán, 1250. Artista del diseño y madre de familia. Sacerdotisa loca.

Madeleine: Ay, Dios mío. Jajaja.

Me: Viajera en el tiempo, además: La ciudad de Tenochtitlán fue fundada un siglo más tarde.

Madeleine: Me habría gustado ser una viajera en el tiempo.

Me: Madeleine, mensajera de los dioses: un alma desalmada aficionada al buscaminas. Una mujer con estrictos códigos morales que jamás se atrevería a cometer herejía. Es por eso que se encuentra con un dilema moral cuando los intereses de Quetzalcóatl y la Computadora DIOS-23 entran en conflicto. ¿A cuál de los dos dioses debería Madeleine ofrecer sus sacrificios?

¿A cuál escogerías? Quetzalcóatl solo quiere oro y sangre… mientras que DIOS-23 quiere… ehm… él quiere… eh… ¡un mundo donde el chocolate se intercambie por felicidad!

Es por eso que te envió al pasado como mensajera para observar a la civilización Azteca y su uso del chocolate como comprador de felicidad. ¿Y el mensaje? El mensaje es que el fin está cerca… porque cuando termines con tu observación, tienes que destruir a toda la civilización y volver al futuro con todo el chocolate…

¿A quién escoges…?

Madeleine no se decide.

Madeleine no es capaz de traicionar a ninguno de sus dioses y por lo tanto termina fallándole a ambos. El castigo de los dioses no se hace esperar. Un virus informático se apodera del alma de Madeleine mientras que los siervos de la Serpiente Emplumada arremeten contra su hardware. Su corazón es arrancado y arrojado en la hoguera. [–MAL FINAL]

004. Roto, destrozado y hecho pedazos…

004. Roto, destrozado y hecho pedazos…

Me: ¿Cuál es tu récord de mayor tiempo sin dormir? Creo que hoy romperé el mío… lo destrozaré… lo haré pedazos.

Bueno, realmente no tengo idea de cuál sea mi récord ni de cuánto tiempo llevo despierto. ¡¿Crees que una persona con sueño es capaz de pensar con claridad?!

Pero, aun así, tengo ganas de romper algo… de destrozarlo… de hacerlo pedazos…

Quiero destruir el corazón de alguien. ¿Me permitirías destruir el tuyo? ¿No? ¡Entonces destroza el mío! Dime que me amas y que estarás siempre a mi lado, luego dime que ya no me amas y que deseas estar con alguien más…

¿Tampoco? Ya veo… no lo harás. Al parecer no puedes conseguir dolor cuando lo quieres… Ah, pero cuando no lo quieres, ¡es todo lo que puedes conseguir!

La vida no es justa. Yo no nací ayer… En mi próxima vida quiero ser un gato o una mujer… ¿Cuál crees que sería mejor?

Madeleine: ¿Un gato, tal vez?

Me: Ambos poseen cuerpos sensibles al placer, aunque el del gato es mucho más habilidoso… Pero ¡piénsalo bien! ¡¿Cuántos corazones podría romper si fuera una mujer?! Cómo me deleitaría destrozando uno tras otro…

Y después de ser una mujer y un gato, seré una estrella. Me convertiré en un agujero negro y destrozaré el universo entero. Los arrastraré a todos hacia el centro de mi destrozado y oscuro corazón… ¡Está bien! Déjame contarte una triste historia…

Madeleine: Cuéntame.

Me: Un canal de gastronomía basado en platos vistos en obras de ficción. ¡Esa es una historia feliz! Piénsalo… Quiere decir que se está haciendo posible lo imposible, que se está haciendo que exista lo que no existe. ¿No es eso la cosa más feliz para el hombre?

Madeleine: Un hombre podría ser muy feliz con eso, sí.

Me: Sin embargo, es algo lamentable que yo no sepa cocinar y no cuente con los materiales necesarios para someterme a la dura pero fructífera disciplina de la práctica… En otras palabras, no es posible para mí hacer posible lo imposible ni darle existencia a lo inexistente… La vida me castiga. Estoy condenado a ser la persona más infeliz de este mundo, ¿verdad? Esto es demasiado triste…

Es cierto, quería contarte una triste historia… pero ya no estoy de ánimos para contarla…

Madeleine: Haha, okay. De todos modos, ánimo, chico. 🙂

Me: No. ¡Espera! No es posible que exista tristeza sin felicidad. ¡Y por cada historia triste hay al menos una feliz! Luego de tanta tristeza, al fin puedo notar algo de alegría en todo esto… ¡¿Te das cuenta de lo que estoy hablando?! ¡Tantas emociones son una locura!

¡Oh, Dios, Dios, Dios! ¡Dios! ¡Dios debe de estar loco por crear tanta contradicción! ¿No lo crees?

¡Esta es la historia más feliz! ¡¿Es que no te das cuenta?!

Madeleine: Sinceramente, no entiendo nada de lo que estás hablando.

Me: Oh, Dios, de nuevo me llenas de melancolía… Primea y única cosa de la que puedo presumir en el día y no consigo nada de reconocimiento… ¡Nada! Ni un poco, ni un poco de un poco, ni un poco de un poco de un poco…

Madeleine: