053: Mayéutica

Me: ¿Por qué les estás preguntando estas cosas a todo el mundo?
Madeleine: Solo a las personas que más me importan. Es como entregarles una herramienta contenida en la Psicología. Una que ya fue expuesta en el libro Padre Pobre, Padre Rico.
Me: No la conozco. ¿Cuál es? Conozco la mayéutica.
Madeleine: Es necesario que estén dispuestos a conversar al respecto. Es simple y por eso no se trata de esta parte de conversación de tanta explicación. De esta parte no sirve. Lo útil de mi asunto es si me permiten seguir avanzando en mi conversación.
¿Qué es la mayéutica en este tema?
Me: Es la versión socrática de la dialéctica. Encontrar respuestas a través del diálogo, la conversación. Aunque el diálogo de Sócrates se centraba más en hacer preguntas como un medio para que cada uno pueda llegar a la verdad.
Pensé que les enseñaban eso en Psicología.
¿Cuál es el nombre de la versión de Padre Rico?
Madeleine: Excelente. De eso se trata. Por eso la segunda pregunta es: ¿Cómo crees que se puede lograr?
Me: ¿Cómo se puede lograr cumplir un sueño? El mío en específico creo que depende principalmente de la suerte. De un sinnúmero de variables que, por más que quiera, yo no puedo controlar.
Madeleine: Si no tuvieras esa postura y te pusieras como tarea organizar, a mediano y a largo plazo, el desarrollo de ese sueño… ¿cómo sería?
Me: No puedo hacer nada más que lo que ya hago y lo que he hecho siempre.
Madeleine: Claro que sí. Podrías hacer este simple ejercicio.
Me: Lo siento, pero el ejercicio ya lo he hecho muchas veces. La respuesta es suerte al final.
Verás, mi problema no se debe a la falta de organización o planeación, no es falta de inteligencia. Es una pura incapacidad, física y psicológica, para hacer las cosas.
Para solucionar eso, he hecho durante toda mi vida todo lo que he podido. Nunca dejo de hacer todo lo que puedo hacer. Si no hago algo, es porque no puedo.
Madeleine: Lamento no tener la capacidad para guiarte en algo tan simple. Es como decirte que hagas una cuenta escrita de cuánto dinero deberías ahorrar cada mes si quieres tener 20 millones en 50 meses y que escribas las operaciones que al final darán 400 mil mensuales, lo cual no te obliga a hacerlo.
Me: ¿De qué me sirve saber cuánto dinero necesito para tener cierta cantidad de dinero si ni siquiera soy capaz de conseguir un empleo para ganar dinero en primer lugar?
Madeleine: Solo era una analogía. Lo único que te pedí fue hacer una nota del proceso, no un análisis de la viabilidad.
Me: El análisis y las notas ya las he hecho muchas veces. Decírtelas no va a cambiar la respuesta. Al final, todo es suerte.
Madeleine: Ok. Lo cierto es que si vas al psicólogo por cien años y solo le repites lo que no puedes y no te permites cosas como la que propuse, muy difícilmente vas a obtener resultados diferentes.
¿Cómo obtendrás resultados diferentes si no utilizas ingredientes diferentes?
Me: Te dije que he hecho ese ejercicio muchas veces. Justamente volver a hacerlo sería seguir «repitiendo ingredientes» como dices.
Madeleine: Pues si no puedo observar el proceso, no puedo opinar o preguntar y no puedo ver en qué puedes estar equivocado.
Me: No estoy equivocado en nada, estoy incapacitado. Un ciego no se ha equivocado en nada por no ser capaz de ver. No tiene por qué vivir una vida miserable, pero nunca va a poder vivir una vida normal, porque lo normal es vivir una vida en la que puedes ver.
Madeleine: Si consideras que no sirve decirle a otro lo que has pensado, entonces tal vez deberías considerar que la psicología no será muy útil, porque está fundamentada en la cura por la palabra.
Me: Ya lo he considerado y lo he comprobado con los psicólogos que he conocido y no me han ayudado para nada. La psicología no sirve porque nadie la ha sabido usar bien.
Por eso yo busco hacerla que sirva.
Madeleine: Incluso desde el enfoque conductual, necesitas que el paciente exprese todo lo que sucede en su interior, o de lo contrario no podrás armar una actividad como solución.
Y para ello se necesita un paciente con la paciencia suficiente para responder a todo y con disponibilidad para ejecutar lo propuesto.
Me: Decir que lo que un psicólogo necesita es un paciente con paciencia, es como decir que lo que un oftalmólogo necesita es un paciente con buena vista.
Madeleine: No, porque lo que necesita el paciente como resultado no es la paciencia. Esa es apenas la herramienta. En otras palabras, el ciego necesita creer que una cirugía le resolverá un porcentaje valioso de la visión para que se ponga a trabajar en ello para poder pagar la operación.
Lo primero es creer. Lo segundo, decidir. Y lo tercero, establecer el cómo se llegará a ello (en este caso, ejecutar la cirugía).
Me: Estás demasiado equivocada… igual que todo el mundo.
La fe y el placebo son cosas que les sirven a los poco intelectuales para ignorar los problemas y fingir que están bien.
Para alguien como yo, es imposible engañarse a sí mismo de ese modo.
Madeleine: El efecto Pigmalión demuestra que una persona puede lograr mejores o peores resultados en determinada tarea dependiendo de si cree o no cree que pueda lograrlo.
Me: Creer en algo no es una decisión, es una capacidad.
Madeleine: Supongo que hay posturas cuadradas que tienen su firmeza en las ganancias secundarias. es como decir que uno mismo sabotea los sueños cuando está a punto de lograrlos por miedo a enfrentar esa nueva etapa. Y ya que no se es consciente de ello, se cree que es por falta de oportunidades, por ejemplo.
Me: El problema es que crees que creer algo es algo que se pueda modificar así como así. No es así. Una creencia no se modifica simplemente recitando la versión que se quiera creer.
Que creer es una capacidad, no una decisión.
Una creencia es la forma en la que somos capaces de comprender al mundo. Si crees que un dios invisible está vigilando a este mundo, no crees eso porque quieras creerlo, sino porque esa es la manera en que entiendes que son las cosas.
Si pudiéramos decidir cómo entendemos las cosas, probablemente no existirían las escuelas ni las universidades porque ya todos entenderían la realidad a la perfección.
No creemos lo que queremos creer. Creemos lo que somos capaces de creer.
Madeleine: Yo creo que creer es algo que se puede cultivar.
Me: Cultivar… Igual que lo hacen todas las familias, engañando a sus hijos con las mismas enseñanzas con las que sus padres los engañaron, ignorantemente transmitiendo ideas equivocadas que alguien en algún momento creyó que eran buenas.
Así es como se cultivó tu pensamiento mágico. «El poder de la palabra», como lo llamas.
Madeleine: No. Eso lo aprendí de Sigmund Freud.
Me: A mí me lo intentaron cultivar, pero no estoy al nivel de caer en eso. Y no es porque no quiera, sino porque no soy capaz de forzarme a creer en cosas sin sentido.
Madeleine: No hablo de ese creer dogmático.
Me: De cualquier creer que hables, no es una decisión, es algo que no depende del que cree, sino de su capacidad intelectual y la manipulación que ha recibido de su entorno.
Madeleine: Me refiero al hecho de ejecutar una acción y ver el resultado tantas veces como para que tu cerebro crea si te digo que al hacer algo se produce determinado resultado. A ese creer me refiero.
Me: A eso me refiero yo. Esa es la manipulación del entorno. Si eres capaz de hacerme creer algo una vez, entonces al final terminaré creyéndolo.
Madeleine: Lo que yo conozco es que tu experiencia de vida te ha hecho repetir una vivencia que te hace creer que solo es así y ya no probarás otras cosas.
Me: Exacto. Y para hacerme creer de otra manera tengo que vivir la experiencia de otra forma. ¿Cómo lo lograrás si no tienes control sobre mis experiencias? Ya te dije: es suerte.
Madeleine: Es viable de otro modo. Como el elefante que de bebé es atado a un árbol y no puede moverse por la restricción de la soga que lo ata, que al ser adulto es atado de una bicicleta y que, teniendo incluso la fuerza para derribar un árbol, se siente restringido e incapacitado.
Yo no pretendía que dijeras qué cosas tú harías, sino qué tendría que suceder a mediano y largo plazo.
Me: Yo las tengo claras, pero no encuentro utilidad en mencionarlas, cuando ya sé exactamente la forma en que terminaría esa conversación.
Madeleine: Nunca te podré decir algo útil, ya que al parecer es inútil siquiera tratar de explicar.
Me: Tratar de hacer algo imposible es inúitl. Pero así es como son las cosas, eso es lo normal. No deberías decepcionarte por eso.
Yo llevo aplicando la mayéutica desde hace mucho tiempo y solo porque es divertido. Puede ser bastante útil con los de poca reflexión, pero para mí solo es ocio.
Así que te voy a seguir preguntando, solo por curiosidad.
¿Qué respuesta crees que habría sido más apropiada que te diera?
Digo, podría haberte seguido el ejercicio, sabiendo que al final no serviría para nada, solamente para demostrarte justamente eso, pero ahora no tengo el ánimo para hacerlo.
Pero suponiendo que sí lo hubiera hecho… ¿Cuál crees que habría sido la mejor respuesta que hubiera podido darte?
Solo por curiosidad, si eres capaz de imaginarlo, ¿cuál crees que es exactamente la respuesta que te hubiera gustado recibir?
Madeleine: «Vivir bien y ser feliz». Con «vivir bien» me refiero a tener comodidades materiales y sociales. Con «ser feliz» me refiero a tener comodidad emocional.
Por ejemplo: Para vivir bien, requiero un trabajo en el que gane bien, tener la oportunidad de desarrollar actividades lúdicas, como participar de algún grupo musical de bar o algún otro tipo de actividad deportiva, de campo, o actividades sociales como fiestas, cine, paseos, etc., y (si ser feliz implica para ti una familia) tener una esposa, quizá un hijo, una mascota, viajar con ellos, tener una casa, un auto, dinero, etc. Cosas así, que son muestra de anhelos y se puede plantear cómo lograrlos.
Me: Pediste el sueño más grande de la vida y lo convertiste en muchas cosas más pequeñas. Y aun así yo no lo veo lo suficientemente específica, pero bueno, esa es la idea, claro.
¿Y luego qué?
Estás agotada y solo has planteado el aspecto más global. ¿Cómo vas a encontrar tantos planes específicos? Lo primero sería coger un punto.
¿Cuánto crees que tardaría solo resolver uno?
Resolver uno no sería el cumplimiento del sueño. Resolver noventa y nueve de cien tampoco, porque el sueño más grande de la vida es todo junto.
Una cosa no produce la misma satisfacción que todas las cosas juntas.
Entonces, sabiendo que son tantas cosas y que no todas son igual de probables, ¿cómo se debe determinar cuáles son las prioridades?
El sueño más grande de la vida queda reducido a una meta insatisfactoria.
Supongo que por eso debería darse prioridad al bienestar emocional. Por desgracia, para conseguir ese probablemente solo sería posible como resultado de conseguir todos los otros. Es un círculo vicioso.
¿Cómo conseguir bienestar emocional? Divide eso en pasos si eres capaz.
1. Supongamos que el primer paso sea tener amigos. ¿Y qué tal si los consigo y aun así no soy feliz?
2. Supongamos que el siguiente paso es tener pareja. ¿Y qué tal si la consigo y aun así no soy feliz?
3. Supongamos que lo siguiente es conseguir dinero. ¿Y qué tal si lo consigo y aun así soy infeliz?
4. Ya sé lo que estás pensando: «Ser feliz no depende del dinero ni de las relaciones que tengas». Pues te diré de qué depende: depende de la suerte. Porque hay quienes tienen todo bien y aun así no pueden ser felices. Se llama depresión endógena.
Mientras que hay otros que con nada se activan sus neurotransmisores asociados con el bienestar, la felicidad y el placer. ¿Decidieron ellos ser así?
Si se pudiera decidir algo como eso, todo el mundo sería feliz.
Madeleine: ¿Sabes? Hay un tipo de placer que solo se sabe que existe cuando te adentras a experimentar. Como, por ejemplo, el placer de servir o el de proteger, que te generan reconocimiento y bienestar emocional.
Me: ¿Uno? Todos los placeres y los dolores se conocen solo por la experiencia.
A mí la experiencia del servicio no me ha sido placentera ni beneficiosa, por eso aprendí a ser egoísta.
Madeleine: Genial. Me parece interesante tu respuesta, con tu análisis de tener y la felicidad no vinculante. Se me está agotando la batería. Ya hablaremos después.
Me: De todos modos solo era un comentario hipotético. Dije que podría tener amigos, pareja y dinero y aun así no ser feliz, pero también podría ser que tuviera esas cosas y sí fuera feliz. ¿Quién sabe? Nunca podría saberlo a menos que realmente tuviera todas esas cosas.
Madeleine: Sí, entiendo. Que no sea vinculante no implica que sea excluyente. Bueno, hablamos después.
[Continuará…]
Me: …