046. «Inteligencia Emocional»

046: «Inteligencia emocional»

Me: Fui a preguntar que qué mierda y tal. No dieron ninguna información.

Madeleine: ¿Qué dijeron?

Me: Las personas con las que se puede hablar dicen no saber esa información. Y cuando le pregunté a la psicóloga el mismo día de la entrevista, tampoco quiso decir nada.

Traté de ir a la otra universidad, pero no la encontré porque la movieron de lugar. De todos modos, llamé y me dijeron que aún están en inscripciones. Mañana pago la inscripción y llevo los documentos. 

De ahí también me programan una entrevista… a ver si esta vez sí me va mejor. 

Madeleine: Te hago una recomendación: No lleves pañoleta. Mejor haz que te cepillen bien el cabello y ve con un atuendo un poco más formal. Lleva el traje del matrimonio. ¿Te parece?

Me: Nop. 

Madeleine: ¿No qué? ¿No lo usarás o no me harás caso?

Me: No sé qué vaya a usar. No me voy a poner traje de matrimonio. 

Madeleine: Muy bien, como quieras. Se llama «Inteligencia Emocional», pero haz como prefieras.

Me: Se le llama Falsedad. 

Madeleine: Falsedad sería si dijeras que siempre vistes así. En cambio, lo que verán es que eres alguien que pone de su parte para ser adaptado socialmente, para cumplir con la deseabilidad social mínima. 

Pero está bien. Es tu decisión.

Me: Si fuera un requisito, lo haría. Nadie ha dicho que deba hacer eso. 

Madeleine: Por eso dije «cumplir con la deseabilidad», no con las exigencias, porque no es un requisito. 

Me: Pues la gente tan «inteligente emocionalmente» debería saber expresar esos supuestos deseos de manera más clara, porque así es muy difícil que logren conseguirlos. 

¿Cómo te fue a ti en tu entrevista? ¿Te pusiste ropa formal de matrimonio? 

Madeleine: Sí. Lo que hice fue evaluar a la empresa y a los candidatos, aunque no para ellos, sino para mí. 

Me: ¿Y cómo te fue? 

Madeleine: Fueron un montón de personas a las que no contrataría por nada del mundo. 

Algunos se veían desesperados. Algunos otros demostraban ser capaces de hacer lo que fuera necesario con tal de obtener el puesto. 

Otros muy pocos fueron lo suficientemente formales como se pedía explícitamente en la solicitud. Ni siquiera un 10% cumplimos con ello.

Otros se veían sudorosos y agotados. Muchos eran totalmente ignorantes sobre lo que se hace allí.

Es una empresa del rubro de la educación que ayuda con las dificultades de aprendizaje. Oferta tres vacantes en las modalidades laborales del campo administrativo, asesor educativo y tallerista.  

Hoy solamente decimos si será para aplicar en la capital y en qué modalidad y chaolín pingüín. 

Me: ¿Entonces no aceptaste a nadie mientras que a ti sí te aceptaron? 

Madeleine: Yo estaba muy tranquila, ya que no estoy desesperada por conseguir trabajo. Solo estoy viendo otras posibilidades para presionar a mi jefe por el trabajo que quiero. 

La próxima semana entregarán los resultados. Allí sabremos si les servimos a ellos y si ellos nos sirven a nosotros. 

Creo que fue una gran entrevista, porque no me sentí nerviosa o preocupada en lo absoluto. Así de segura me siento con mis conocimientos.  

Me: Bueno, me alegro de que te haya ido bien. Por mi parte, esperar a ver si me rechazan nuevamente por llevar una pañoleta. 

O tal vez me rechazaron fue por mi ansiedad social. Creerían que no sirvo para nada. Quién sabe. Si tan solo hubieran dicho el por qué no me aceptaron.

Madeleine: Creo que eres tú mismo quien debe darse una respuesta y aceptarla. Y si crees que es algo que puedes modificar, entonces hacerlo. Y crees que no, entonces prepárate para decir lo mismo y demostrar que eso es una buena motivación y no un problema. 

Me: Tal vez no debería mencionar mis dificultades psicosociales la próxima vez, ¿eh? A ver si el entrevistador es capaz de sacar ese diagnóstico a partir de mi actitud y el color de mi pañoleta. 

Madeleine: Jajaja. Si yo fuera la entrevistadora y viera que tú no estás adaptado a los estándares mínimos de deseabilidad social, pensaría que tú mismo estás saboteando tu oportunidad y no porque no quieras o no puedas, sino porque tienes miedo. 

Me: No entendí eso.

Madeleine: Estoy especulando. Digo que si yo fuera la entrevistadora y valorara como se hace con los pacientes, desde su puntualidad hasta su vestimenta, estado, aseo, actitud, etc., pensaría que no estás preparado. Porque cubrirse la cabeza, para los psicólogos aquí y al otro lado del mundo, es temor, es esconderse, protegerse. 

Me: No sería sabotear la oportunidad si ella decide aceptarme. Y ya te dije que yo sí me adapto a las normas, pero no a deseos caprichosos e inconstantes. 

Supongamos que cubrirse la cabeza sea sinónimo de sentir temor. ¿Es una buena razón para negarle a alguien la oportunidad de estudiar? Es absurdo, porque no creo que eso me incapacite para lo que debe hacer un psicólogo, que según ellos ni siquiera es ayudar, sino «facilitar». ¿No estoy preparado para ser un facilitador porque me pongo un gorro? Entonces probablemente nunca lo voy a estar.

Y no era una entrevista de trabajo, era para estudiar. Obviamente no estoy preparado. ¿Cómo voy a estar preparado si no puedo estudiar?

Madeleine: Tienes toda la razón. Pero eso es justo lo que digo. Que puedas argumentar como acabas de hacerlo. Esa es una muy buena razón. 

Me: Pero me pongo nervioso y no hablo bien. Entonces tienen razón y no sirvo para nada.

Madeleine: Ahí es cuando debe aparecer el sobreesfuerzo de tu parte, para tratar de demostrar que tu propia condición es una motivación válida y no un impedimento. 

Me: Como si no hubiera intentado eso la primera vez…

Madeleine: … 

040. Día 11 (Las cosas más bonitas)

040: Día 11 (Las cosas más bonitas)

Me: Invéntame una canción de amor. Vamos, solo por diversión. Una canción de amor basada en mí. ¿Cómo sería la letra? 

Madeleine: Seguro sería algo muy poético. Quizás un poco graciosa también.

Me: A ver, invéntala pues.   

Madeleine: 😦 

Me: ¿Qué?

Madeleine: Se murió el creador de Bob Esponja…

Me: Entonces componme una canción en su homenaje. 

Madeleine: No estaría a la altura.

Me: Entonces una en mi homenaje. Mido 1.75 m. Un metro y tres cuartos de pura miseria. Seguramente ahí sí estás a la altura. 

¿Cuánto mides tú?

Madeleine: 1.65. 

Me: Blanquita mide 1.45. ¿Crees que habríamos hecho una mala pareja?

Madeleine: Qué pequeñita.

Me: Pequeñita y adorable. ¿Crees que habríamos hecho una mala pareja? 

Madeleine: ¿Por qué lo serían?

Me: Tal vez porque ella ni siquiera me quiere como yo la quiero. 

Madeleine: ¿Y eso qué tiene que ver con la altura? Aunque imagino que la diferencia de altura les dio problema alguna vez. 

Me: No me refería a la altura, sino en general, si crees que habríamos hecho una mala pareja, ya que en ciertos sentidos somos tan diferentes. ¿Como qué clase de problemas? 

Madeleine: Para abrazarse y cosas así. 

Me: Es cierto. A veces siento que los abrazos deberían tener una fórmula clara de cómo deben ejecutarse, pero no estoy seguro de cuál sea esa forma. 

¿Cuál es la manera correcta de dar un abrazo? ¿Los brazos de la mujer deberían ir alrededor del cuello del hombre mientras que los del hombre van alrededor de la cintura de la mujer? ¿O es al contrario? ¿Quizás es un brazo arriba y otro abajo? Aunque ese último se sentiría más como un abrazo fraternal que uno romántico. 

¿O quizás es algo que no tiene que ver con el género sino precisamente con la altura de los involucrados? ¿La persona de menor estatura está obligada a abrazar por la cintura o es correcto que se cuelgue del cuello del otro? 

Estoy diciendo cosas muy raras, ¿verdad? 

¿Por qué la interacción social es tan difícil de descifrar y aun así la mayoría de las personas la aplican de manera correcta de manera tan natural sin siquiera pensar en lo que están haciendo? 

Madeleine: Está bien, no creo que sea tan raro que alguien se pare a reflexionar sobre estas cosas. 

Me: Nunca supe si esos abrazos eran estructuralmente correctos, pero emocionalmente creo que ninguna cosa me ha impactado de manera tan positiva. Y es porque, aunque físicamente un abrazo se trata de un movimiento sencillo, cada vez que se da uno, aparte de producir una liberación de las hormonas que producen sensación de placer y bienestar, también está en cada caso cargado de un significado que aumenta todas esas sensaciones. No puedo explicar en mi caso todo lo que significaba en mi vida (sentimientos de aceptación, de valor, de apoyo, de empatía, de afecto, de logro, de superación, de estar vivo…) cada vez que Blanquita me abrazaba, pero siempre me llenaba de una sensación de calor y felicidad que nunca había sentido antes con ninguna otra cosa. 

De hecho, creo que te lo mencioné antes, pero en mi lista de las cosas más bonitas que he vivido en esta vida, dos de esas cosas son abrazos de Blanquita. 

Madeleine: Ouuuu. Qué bonito. 

Me: El primero fue el abrazo que me dio hace dos años, poco después de que empezamos a hablar, cuando me llamó desde su grupo de teatro porque se sentía mal y cuando llegué me abrazó y se puso a llorar entre mis brazos. 

El otro abrazo fue hace poco, cuando ya había decidido alejarme y no volverle a hablar y me la encontré mientras iba a la universidad, y ella se puso en mi camino y no me dejó pasar, sino que me bloqueó con un abrazo.

El otro elemento de la lista no fue un abrazo, sino una tarde completa. Una tarde que pasamos leyendo juntos poemas de Baudelaire mientras esperábamos nuestro horario para ir a clases. Cuando llegó la hora de irnos, empezó a llover muy fuerte, pero como debíamos llegar a nuestras respectivas clases, tuvimos que mojarnos, corriendo bajo la lluvia, tomados de la mano. Y fue muy bonito. 

Esa es toda la lista de las cosas más bonitas de mi vida. 

No son muchas cosas, pero con esas me basta para llenarme el corazón, al menos hasta donde se puede llenar, con todos los huecos que tengo en él. 

Pondría también los besos en esa lista, aunque irían un poco por debajo, porque la verdad es que sí fue algo bonito y muy importante para mí, porque fue un paso que pensé que nunca lograría dar en mi vida debido a mi enfermiza timidez, y Blanquita en vez de forzarme a hacerlo me dio toda la confianza para que fuera yo el que me atreviera a dar ese paso, pero al mismo tiempo estaba tan nervioso y tan extrañado al hacer algo que nunca había hecho y que no sabía cómo se sentía, que creo que no lo pude disfrutar del todo. 

Si tan solo las cosas no se hubieran terminado tan rápido, estoy seguro de que en poco tiempo habría aprendido a sentirme más tranquilo y con más confianza, y habría podido disfrutar al máximo cada momento con ella. 

Pero las cosas se acabaron y ahora solo me queda otro hueco en el corazón y una pequeña lista de recuerdos. 

Nunca nadie me dio la confianza que me dio ella y según me dice mi yo editor del futuro, en unos años seguirá siendo igual, seguiré estando roto, vacío y solo, sin tener a nadie que me quiera o se preocupe por mí. 

Si hiciera una lista de las cosas que están mal con mi vida… probablemente un diario de quinientas páginas no sería suficiente.

Todo el tiempo tengo miedo de que Blanquita vuelva a hablarme.

Si no fuera porque quedó de hablarme en cuanto tuviera el dinero de las boletas, estoy seguro de que ya no volvería a hablarme más.

Supuestamente somos amigos, pero nunca me habla, no piensa en mí, no me tiene en cuenta para nada, no existo para ella.

Nunca intentó siquiera hablarme en esos dos años que estuvimos separados. 

Hace 11 días que no me habla ya. Y si no fuera porque quedó de hablarme, estoy seguro de que ya no me volvería a hablar. 

Por eso tengo miedo. 

En cualquier momento va a hablarme y entonces va a ser la última vez.

Madeleine: Bueno, pero ¿qué es lo que quieres realmente? ¿Quieres que te llame o no?

Me: Quiero morir. Quisiera que me llame y que me ame y que me diga que me ama como yo la amo a ella, pero eso nunca va a pasar.

Así que solo me queda desear algo más realista y esperar la muerte. Quiero morir.

Algunas personas solo nacemos para estar deprimidas toda la vida, ¿verdad? Me gusta mucho este cantante, aunque no toda su música. Todas las letras de sus canciones son tristes, incluso cuando era el vocalista en una banda de rock. 

Me recuerda a mi vida. Siempre triste y miserable. 

Madeleine: …

-002. Tripulación, desarmar toboganes

-002. Tripulación, desarmar toboganes

Me: Déjame contarte un secreto…

El secreto es: las relaciones a distancia no son sanas.

No, ese no es el secreto. Eso es de conocimiento público… El verdadero secreto es este: la relación a distancia que tuve con ella no fue sana.

Sí, así es. Las relaciones a distancia no son buenas. Se supone que el amor debería trascender cualquier límite, pero esa no es la realidad.

Las personas que se aman desde lejos están condenadas.

Creo que nunca tuve la oportunidad de contarle esto a ella, pero ya no importa… De todos modos, déjame contarte este secreto, ya que al menos alguien tiene que saberlo.

Ella y yo fuimos muy felices por algunos meses… Luego de esos meses, ya empezaba a sentirse muy dañino estar tan apegado a alguien que está tan lejos.

Eso no quería decir que pudiéramos desapegarnos así como así.

Y yo en esa época no había aceptado mis problemas psicológicos. Nunca le había contado a nadie sobre ellos, nunca había visto a un psicólogo, no tenía nada de esperanza y sufría solo y en silencio.

Nunca fui capaz de decirle a ella que yo era una persona tan tímida que probablemente al verla en persona me escondería del miedo o saldría corriendo.

Pensé muchas veces que tal vez sería bueno decírselo, que ella tal vez lograría entenderlo e incluso me apoyaría y me ayudaría a mejorar. Si ella de verdad me quería, ¿no sería eso lo que habría de pasar?

Pero aun así, me dio mucho miedo y nunca fui capaz de decirle nada.

Así que solo vivíamos en esa falsa ilusión de “algún día estaremos juntos y seremos felices”…, pero debido a mis problemas, siempre pensé que eso era solo una mentira, así que un día decidí que lo mejor sería terminar con eso.

Pensé que ella nunca podría ser feliz con alguien como yo y que lo mejor para ella era que se olvidara de mí… Y entonces una vez decidí “desaparecer” y dejar las cosas ahí para siempre.

Y así fue. Desaparecí por un tiempo…

Pero no fui capaz de soportarlo y en poco tiempo regresé otra vez.

Le había dicho que me iría de vacaciones, y sin decirle más, planeaba desaparecer para siempre y no volver nunca más. Esperar que ella me olvidara pronto y pudiera ser feliz de verdad, aunque fuera con alguien más, con alguien mejor que yo.

Pero no pude soportarlo y regresé.

Esto es algo que recordé hace unos días y que creo que nunca tuve la oportunidad de confesarle a ella. Este es el secreto del que quería desahogarme: que yo también traté de dejarla una vez pero no pude.

Sí, traté de dejarla, y lo hacía porque pensaba que ella no podría ser feliz conmigo y que lo mejor para ella sería olvidarme… aunque yo aún quería estar siempre con ella.

Traté de dejarla porque pensé que era lo mejor para ella…

Y al final, fue ella la que me dejó porque era lo mejor para ella.

Oh, la ironía…

Ella no me dejó porque creyera que sería lo mejor para mí, sino que lo hizo a partir de su egoísmo, buscando su propia felicidad.

Yo la iba a dejar porque era lo mejor para ella, aunque con ello terminara sufriendo más yo.

Así que al final ella solo completó lo que yo empecé…

Yo lo hice todo por ella.

Ella también lo hizo todo por ella.

Un amor infinito que se volvió unilateral…

Pero al final el resultado es el mismo: ahora ella está mejor porque está sin mí. Ahora ella está con alguien con quien puede ser feliz de verdad…

Y yo… sigo solo, asustado, y atrapado en los infiernos de mi mente…

016. Las dos semanas

016. Las dos semanas

Me: A Scarlet también le dije infinitas veces que la amaba.

¿Tal vez era molesto?

A mí nunca me habría molestado cuantas veces ella quisiera decirlo.

Por el contrario, me hacía feliz cada vez que lo hacía.

Y así era. Ella también me lo decía muchas veces al principio… pero con el tiempo empezó a decirlo cada vez menos, hasta que después fue un sincero “ya no te quiero como antes”.

Madeleine: Ay….

Me: A Blanquita le cogí cariño muy rápido.

Creo que nunca avancé tan rápido en una relación con alguien.

Digo, el único amigo que hice en la universidad tuve que verlo todos los días por varios años para que por fin pudiera sentirme con un mínimo de confianza básica y, aunque aún lo considero como lo más cercano a un amigo que tengo, a veces incluso siento que no tenemos la confianza suficiente, considerando todos estos años.

Pero Blanquita era muy amigable y cariñosa conmigo, y eso me ayudó a abrirme más rápido con ella.

La primera vez que nos conocimos fue una interacción incómoda como de medio minuto una vez que me encontré en la calle con una conocida que nos presentó a los dos.

La segunda vez que nos vimos fue en uno de esos eventos frikis en los que fui haciendo cosplay. Esa vez también hablamos como un minuto nada más.

Ahí fue donde me tomó esa foto que te mostré la otra vez.

Mira. La única foto que tengo de los dos.

[Foto no disponible]

Madeleine: ¡Qué bonita!

Me: En esa fue solo casualidad que saliéramos los dos. Ella debe tener en su teléfono la única foto que de verdad nos tomamos juntos… si es que no la ha borrado.

Ese evento fue uno al que tuve que ir solo. Excepto por ese minuto que conversé con ella, estuve todo el tiempo solo.

Iba a ir con la conocida que nos había presentado y con mi amigo de la universidad y con mi primo, pero al final los tres me cancelaron, así que tuve que ir solo.

Así que ese día, el minuto que hablé con ella fue lo mejor de ese día. Porque fue muy linda, muy amable, y por un momento me hizo sentir valorado.

Y la tercera vez que nos vimos, fue en otro de esos eventos frikis.

Esta vez sí no fue solamente un minuto, sino que pasamos casi todo el día juntos, ya que los dos habíamos quedado con la misma amiga en común que nos había presentado.

Y ahí fue donde empecé a sentir cosas por ella, porque era muy linda y cariñosa conmigo.

En un momento ese día, ella incluso me propuso que hiciéramos el “Pocky’s challenge” o algo por el estilo. La verdad no recuerdo las palabras.

¿Sabes qué son los Pockys?

Madeleine: ¡Síí! Las galletitas alargadas.

Me: ¿Y sabes cuál es el “challenge”?

Madeleine: Imagino que es algo como la escena de la pasta de la dama y el vagabundo. A ver quién se come el Pocky.

Me: ¡Exacto!

No sé si lo decía en broma o no. Parecía en serio, ya que insistió por un rato. Y la amiga que nos presentó y su novio también insistieron un rato para que lo hiciéramos.

Y yo quería hacerlo, pero no me atreví a decir que sí.

Al final ella tuvo que irse y sentí un vacío cuando se fue, porque, otra vez, haber pasado el tiempo con ella fue lo mejor de ese día y, de hecho, fue lo mejor en muchos días.

Madeleine: Aww, qué lindo.

Me: Esa fue solo la tercera vez que nos vimos en la vida y yo ya estaba desarrollando sentimientos hacia ella.

No sé si ella también. Como he dicho muchas veces, ella siempre fue demasiado cariñosa conmigo, pero, por lo que sé, lo es también con muchas otras personas.

Para ella tal vez era “lo normal”, como dices, que fuera tan cariñosa… Pero para mí sí fue algo especial que alguien fuera así conmigo.

Y después de ese día, lo siguiente fue que me pidió que le hiciera un favor en la universidad (recuperarle unos documentos que había olvidado, ayudarle con ese performance que te mencioné una vez…) y entonces empezamos a pasar más tiempo juntos.

Y ella era muy linda y muy cariñosa conmigo, y me hizo ese dibujo que te mostré una vez, y yo me sentía muy bien estando con ella.

Ya sabes que yo también soy muy cariñoso en cierto sentido, y como ella era tan afectuosa y cálida conmigo, a mí se me hacía fácil responderle a ese cariño, tomándola de la mano, abrazándola y esas cosas…

Pero había una cosa en la que éramos cariñosos de manera diferente…

Ella era demasiado física… y yo, pues no tanto.

Aunque lo sería si fuera menos tímido y de hecho con ella me sentía cómodo para serlo incluso físicamente. Ser cariñoso, digo.

Pero ya sabes que mi forma de expresar el cariño normalmente es decirlo con palabras. Ella es una artista muy versátil, pero mi forma de expresión artística y emocional, son las palabras.

Esa es mi forma principal de expresar el afecto. Decir lo que siento de todas las formas posibles y tantas veces como lo siga sintiendo.

Decirlo. Decirlo muchas veces.

Tal vez lo hago por mi propia necesidad de recibir afecto. Doy todo lo que tengo y más, esperando que se me devuelva al menos un poquito.

Apenas nos habíamos conocido por pocos días, pero yo ya tenía esta fuerte necesidad de decirle que la quería mucho…

Y empecé a decírselo una vez en un mensaje.

Le dije: “Tal vez es raro que diga esto aunque nos conocemos por tan poco tiempo, pero…”

Ahí iba a decirle “te quiero mucho”, pero ella me interrumpió.

“¿Te gusto?”, me preguntó.

No es lo que iba a decir, pero eso también era verdad…

Así que solo le respondí: “Sí, algo así…”

Y ella dijo algo como “está bien, tú también me gustas, y me gustan muchas personas”.

No sé si dijo eso para que no me sintiera raro por querer decirle que me gustaba solo en unos días o, por el contrario, para que no me hiciera ilusiones porque para ella no era nada tan especial y le gustaban muchas personas.

Ahora que lo pienso, supongo que es más probable lo segundo.

De todos modos, seguimos saliendo por varios días más y yo seguía sintiéndome muy bien con ella. Y seguí diciéndole varias veces que la quería mucho.

Aunque siempre se lo dije a través de un mensaje. Nunca fui capaz de decirlo en persona. Me hubiera gustado mucho poder decírselo.

De todos modos, ella seguía siendo muy cariñosa en persona y también parecía que se sentía bien el tiempo que pasábamos juntos.

Y aunque ella era tan cariñosa y yo le decía tan seguido que la quería, ella nunca decía “yo también te quiero”.

Esa era la forma en que éramos diferentes para expresar el cariño. Ella evitaba decirlo con palabras, pero se esforzaba en demostrarlo con las acciones, mientras que a mí me cuestan mucho las acciones, y por eso trato de compensarlo expresándolo una y otra vez con mis palabras.

Me refiero a que por ser tímido me cuesta decir y hacer muchas cosas en persona, pero aun así, con mis acciones también demuestro cuánto me importa alguien, porque siempre hago todo lo que puedo por hacer que esa persona se sienta bien.

Madeleine: Entiendo, entiendo.

Me: Y así era. Lo que te estoy diciendo no lo estoy infiriendo, sino que ella me lo dijo explícitamente. Dijo que le costaba decir esas palabras, pero que no significaba por eso que no lo sintiera.

Y después me dijo que aún no había superado a alguien y que por eso le costaba decirlo.

Nunca pude entender del todo su historia, a veces parecía dar señales de que era muy promiscua, pero según eso, también estaba enamorada de una persona a la que no había podido superar.

Y me daba miedo que saber más fuera a ser doloroso para mí, así que tampoco tuve la oportunidad de preguntar más a fondo sobre eso.

Parte de esa historia, me la contó llorando en mis brazos una vez… creo que te conté eso.

Y claro, no entendí nada. Parecía hablar con claves y encima estaba llorando.

Yo solo la escuché en silencio y al final también lloré un poco.

Qué patético, ¿verdad?

Madeleine: ¿Por qué lo sería? No lo creo.

Me: Porque ella me llamó para que le diera ánimos, no para que llorara con ella.

Pero yo no pude hacer nada más… solo escuchar a la persona de la que me estaba enamorando decir que quería a alguien más y que siempre le hacían daño…

Y otras cosas que no entendí.

Y pocos días después tuve que viajar y las pocas oportunidades que tenía con ella se desvanecieron para siempre…

A pesar de ser una historia triste, ¿no crees que es muy romántica?

Y con eso me refiero no solo a que es algo ligado a sentimientos tan profundos, sino que además de todo es bonito.

Madeleine: Sí, es una historia muy bonita.

Me: Pero esos sentimientos son tan juveniles, ¿no?

Madeleine: Yo diría que sí.

Me: Significa que esos sentimientos se acabaron para siempre, porque ya me estoy quedando también sin juventud.

Significa que ya puedo matarme.

Ya no hay oportunidad de que vuelva a enamorarme así…

No, seguramente sí es posible volver a enamorarme así.

Lo que no es posible, como me ha demostrado la experiencia, es que alguien se pueda enamorar de mí del mismo modo.

Cada día siento más cerca de la muerte, Madeleine…

Madeleine: …

015. Poeta Psicópata

015. Poeta Psicópata

Me: ¡Madeleine, Madeleine! ¡Me siento como un idiota, Madeleine!

Es porque soy un idiota, Madeleine.

Madeleine: ¿Qué pasó? ¿Por qué lo dices?

Me: No… No solo soy un idiota. Soy un bicho raro, ¿verdad?

Madeleine: Todos somos raros, chico.

Me: Hoy tuve que ir a la universidad a pagar mis derechos de grado. Y adivina qué.

Madeleine: ¿No pudiste preguntar? ¿No pudiste pagarlos?

Me: Ay, no… No es eso.

Siempre que voy a la universidad me da miedo que pueda encontrarme con Blanquita.

Y, desgraciadamente, casi siempre me la encuentro.

Siempre voy deseando sinceramente no encontrármela, rogándole al dios invisible e inexistente que no me encuentre con ella, porque sé que es lo mejor.

Pero cuando la veo… No puedo evitar querer verla y que ella me vea.

Es estúpido, ¿verdad?

Voy deseando no encontrármela, pero apenas la veo, no puedo evitar tratar de verla más y desear que ella me vea a mí.

Sí, es estúpido… ¿Cómo es posible que después de más de un año no haya sido capaz de superar a una chica con la que nunca fui nada y a quien solo conocí por menos de dos meses?

¿Todos somos así de raros? ¡No lo creo!

Pero te diré la estupidez que hice hoy.

Iba saliendo de pagar los derechos y la vi caminando como a una cuadra de donde yo estaba, alejándose lentamente. Entonces empecé a caminar más rápido para encontrármela, para que ella me viera.

Pero cuando pasé junto a ella, ella se dio vuelta hacia un lado y se quedó hablando por teléfono, así que no me vio.

Yo seguí derecho y ¿adivinas qué hice después?

Tomé el camino que sabía que ella iba a tomar y después me devolví por ese mismo camino para encontrarme de frente con ella.

¡Ah, ¿todos somos así de raros?! ¡Soy un acosador, un psicópata! No soy más que un bicho raro.

Pero en serio, ¿cómo es posible que, después de un año, no haya superado a alguien con quien solo compartí unas pocas semanas?

Después de más de un año…

Pensé que la había superado, pero sigo haciendo estas estupideces y sigo sintiéndome mal cada vez que la veo.

No he superado nada. Es solo que no verla ayuda a olvidarla.

Seguramente tampoco he superado a Scarlet. Seguramente si algún día vuelvo a verla o saber algo de ella, me sentiré mal otra vez. Si la viera, seguramente me moriría.

¿Qué debería hacer, Madeleine?

Ver a Blanquita y sentirme tan estúpido y sin valor aumentó mis deseos de morir.

¿Y sabes qué? Este tipo de cosas me hace sentir unos deseos macabros que son positivos en cierto sentido.

Normalmente, siempre tengo miedo de pensar en la muerte…

Pero cuando me dan ganas de morir por algo como esto, siento que será lo más emocionante que podría hacer en mi vida.

No tengo esperanza en esta vida, Madeleine.

¿Cómo es posible que no supere a una persona que conocí solamente por dos semanas? ¿Qué más patético se puede llegar a ser?

Dos semanas es todo a lo que puedo aspirar de felicidad en mi vida. Y hablo de toda mi vida, no solo del pasado.

De toda mi vida, mis dos semanas de felicidad ya se acabaron.

¿Estás ahí, Madeleine?

Madeleine: Mira, cada persona es distinta. No debes sentirte patético por eso.

Me: ¿Que no me sienta patético por ser patético?

Madeleine: Me refiero a que… Un evento como, no sé, comer. Algo tan normal, por ejemplo, para una persona con discapacidad que nunca ha sido capaz de comer por sí misma es algo increíble. Es un evento que marca su vida.

Para alguien tan tímido como tú o yo, eventos tan sencillos como ir a una tienda o llamar por teléfono suelen ser más angustiantes. Al menos para mí.

Así que no sé, yo lo considero algo normal.

Sí, a ojos de otros, conocer a otra persona puede ser algo mundano. Pero para nosotros, es algo más significativo. Así que es normal que las cosas así nos afecten “más de lo normal”.

Me: Esa es nuestra maldición, Madeleine. La razón por la que somos patéticos y por la que probablemente nunca seremos felices en nuestras vidas.

Puede que sea algo normal que nos afecten las cosas “más de lo normal”, ¡pero que sea normal no significa que esté bien!

Madeleine: Pero tampoco significa que esté mal. Cada uno tiene su ritmo.

Me: ¿No está mal sentirse mal? ¡Es una paradoja!

Madeleine: Digo, sentirse triste no es algo malo. Es una respuesta natural.

Me: Se llama trastorno depresivo persistente cuando dura por tanto tiempo. Sí qué está mal.

Madeleine: Bueno, eso ya es otra cosa. De cualquier modo, ¡no es tu culpa!

Me: Y es justamente por el hecho de que somos tan tímidos que no podemos salir fácilmente de situaciones neuróticas como esta.

No puedo salir y conocer a otra gente para mejorar mi estabilidad emocional. Ni siquiera tengo amigos con quien hablar ni hacer nada. Solo estoy encerrado todo el día.

Madeleine: Espero que todo pueda mejorar pronto.

Me: Gracias, Mads.

Igual es un problema que no puedo solucionar tan fácilmente. Creo que moriré con esto de todos modos, y, probablemente, también por esto.

042. Fracaso

042: Fracaso

Me: La vida del artista es ser incomprendido.

Todo el mundo tiene gustos y apreciaciones diferentes sobre el arte. Lo que es bonito para ti, no lo es para otros. Es el camino que elegiste seguir.

Desde el punto de vista artístico, lo importante es que a ti te guste lo que hagas.

Desde el punto de vista profesional, lo importantes es que al cliente le gusta lo que hagas.

No confundas las dos. Pero siempre debes tener en cuenta al menos una de las dos.

Tal vez a ti te guste lo que hagas, pero tu cliente lo deteste.

Desde el punto de vista artístico, lo hiciste bien, pero descuidaste un poco el profesional.

Por otra parte, debes saber que el mundo está lleno de todo tipo de personas. Algunas de esas personas son verdaderos idiotas, incoherentes y desagradables, sin un verdadero espíritu para el arte, gente que quiere aprovecharse de ti. Esas personas pueden ser tus clientes y tu público. Tampoco olvides eso.

No sé por qué tu público y tus clientes no aprecian del todo lo que haces. Pero tienes que seguir, dando lo mejor de ti.

Así que ánimo. No eres un fracaso. Vas bien.

Tus resultados han ido bastante bien.

Yo tengo que preparar clases, objetivos y materiales con noches de antelación, para enseñar una clase de una hora, en la que estoy sudando como idiota y titubeando como cerdo, asqueado hasta morir, para aspirar a recibir el pago más miserable por esa clase… Y peor aún, ni siquiera soy capaz de animarme a hacerlo. Yo sí soy un fracaso.

006. Performance

006. Performance

Me: Mads, Mads. ¿Estás ahí? ¿Quieres hablar?

Madeleine: Aquí estoy. Pero mi software se está actualizando. Si me tardo en responder, esa es la razón.

Me: ¿Estuviste afuera hoy? ¿Te disfrazaste?

Madeleine: Tenía planes de salir, pero fueron cancelados. Tampoco me disfracé.

Me: Yo sí estuve afuera, pero no había mucha cosa interesante para ver.

Madeleine: ¿Ah, no?

Me: No realmente. Lo mismo de siempre.

Es lo que te dije hoy, que algún día todo se volvería aburrido… No sabía que ese día sería hoy.

Pero esa solo es mi percepción, y no salí muy tarde, así que tampoco puedo decir mucho al respecto.

Madeleine: Qué triste. Aquí solo han llamado a la puerta como tres veces.

Me: Sí. Ahora sí déjame contarte las cosas verdaderamente tristes.

Cosa triste número 1: No soy nadie, no soy nada. Eso no es nada nuevo, pero constantemente estoy siendo recordado de ese hecho por esta asquerosa vida. Nada en particular, la verdad. Solo eso. Llevo una vida sin importancia, sin valor, sin presencia…

Madeleine: Bueno, todos somos insignificantes en esta vida.

Me: Cosa triste número 2: Hoy vi a Blanquita muchas veces. ¿Y qué es lo triste en cuanto a eso? Que realmente no era ella. Solamente creí verla en otras chicas que se parecían a ella. Y cada vez que veía a una de ellas, me sentía más triste, más solo y más vacío.

Madeleine: ¡Qué triste!

Me: Cosa triste número 3: Al final del día sí vi a Blanquita, la verdadera. Y, como siempre, me sentí triste, vacío y solo al verla. Traté de evitar su mirada, pero fallé por un segundo. Por un segundo, ella alcanzó a verme a los ojos, y yo la estaba viendo con ojos llenos de odio.

No odio a Blanquita. Ella nunca fue mala conmigo. Yo la quiero mucho. Pero cada vez que la veo, no puedo evitar recordar cuánto odio la vida.

Y si pienso en Scarlet, es aun peor…

Pero he estado pensando en algo divertido. ¿Quieres saberlo? En una forma divertida de quitarme la vida. ¿Quieres saberla?

¿Quieres saber?

Madeleine: Eh… no lo sé.

Me: Sí, te contaré.

Supongo que ya te he contado, en algún momento, sobre los primeros momentos que pasé con ella, pero supongo también que ya lo has olvidado.

Madeleine: Tengo recuerdos vagos sobre eso.

Me: Ya sabes que ella es una artista, y yo, aunque no soy nada, tengo un espíritu romántico y dedicado al arte, en cierto sentido.

Madeleine: Eso sí lo sé.

Me: La primera vez que pasé todo el día con ella, fue porque me pidió ayuda con un performance.

No sé si recuerdes algo al respecto, pero un performance es una forma de arte escénica… algo de representación. Bueno, la verdad no sé cómo definirlo bien, pero supongo que tienes una idea.

Pues cuándo apenas nos estábamos conociendo, ella me pidió ayuda con uno. Necesitaba a alguien que interpretara a un doctor.

Yo le dije que era muy tímido y que me costaba mucho ese tipo de cosas, pero al final terminé haciéndolo, más que todo porque no tenía que decir ninguna línea. Solo debía estar allá, vestido como un doctor, y hacer un par de mímicas. Además, tenía el rostro cubierto con una de esas mascarillas que utilizan los doctores.

¿No te había contado antes estas cosas? ¿O es que se te borraron de la memoria?

Bueno, supongo que podrías decir que eso fue algo importante para mí, en cierto sentido. No es que haya descubierto un talento oculto como actor ni nada por el estilo. Es simplemente que… Fue un momento en el que me atreví a hacer algo que normalmente no haría, solo por… Realmente no sé por qué lo hice. Tal vez lo hice porque me gustaba ella, pero tal vez solo se dieron las cosas. De todos modos, no importa el porqué, sino el hecho de que lo hice.

Madeleine: Es cierto.

Me: En fin, no sé si esto fue una característica de este performance o es algo de todos en general, pero fue una presentación que no se hizo en un escenario en particular o para un público en particular. Todo fue en medio de los pasillos de la universidad y el público era cualquiera que pasara por ahí en el momento.

Madeleine: Entiendo.

Me: Llevo años pensando en mi muerte…

Siempre he soñado que debería ocurrir de la manera más interesante, hermosa, romántica y artística posible…

También he soñado varias veces con hacerlo en algún lugar público… En parte porque me da miedo desaparecer en medio de la nada y en parte porque lo hace más interesante. ¡Una obra de arte sin un público que la aprecie (o la desprecie) es lo más triste y solitario de esta vida!

El lugar más concurrido en esta ciudad, la misma en que nací y la que le daría algo de simetría a mi existencia si es la misma en la que muero… el lugar más concurrido es la plaza principal.

¿Y sabes? Hay una iglesia justo en medio de uno de los bloques que rodean la plaza. ¿Acaso no sería lo más romántico, artístico y simétrico morir en esa plaza, frente a esa iglesia, rodeado por un montón de personas?

¡Un performance único en la vida!

Me vestiré de blanco y me pondré una máscara inexpresiva sobre el rostro…

Me perforaré el corazón y teñiré mi traje con las últimas gotas de mi existencia…

Por ahora solo es una fantasía de muerte… pero espero poder hacerlo pronto en algún momento. Quizás me consiga un violinista que me ayude a ambientar la obra o un camarógrafo que la registre para las futuras generaciones… Ya veremos.

¿Nada para decir?

Madeleine: