038. Día 7 (Confesiones)

038: Día 7 (Confesiones)

Día 7

Me: Día 7 sin hablar con Blanquita… ¿Cómo crees que voy?

Madeleine: ¡Muy bien!

Me: ¿Por qué lo crees?

Madeleine: Porque estás cumpliendo con el plan, ¿no?

Me: ¿Cuál era el plan?

Madeleine: ¡No hablarle a Blanquita!

Me: Bueno… Supongo que sí voy bien, en cierto modo.

Sí, es cierto. No he hablado con ella, según el plan. Y poco a poco creo que me voy acostumbrando a eso. A no hablarle, a no ilusionarme y a no decepcionarme por no poder estar con ella.

Poco a poco.

Aún no he dejado de pensar en ella todo el tiempo ni he dejado de soñar con ella cada vez que duermo.

Pero creo que poco a poco me voy acostumbrando nuevamente a estar así.

Tengo miedo.

Madeleine: Está bien, no es fácil. Pero lo estás haciendo bien.

Día 7 otra vez 

Me: Hoy otra vez es día 7 sin hablar con Blanquita. 

Creo que hice algunas cosas mal la última vez que hablé con ella, así que necesito confesarme, madre Madeleine. ¿Estás ahí, madre?

Madeleine: Sí, aquí estoy. 

Me: La última vez que me vi con ella fue cuando nos encontramos para decidir si iríamos al concierto o venderíamos las boletas. ¿Lo recuerdas? 

Madeleine: Sí, lo recuerdo. Al final decidieron vender las boletas, pero de todos modos la banda canceló el concierto.

Me: En realidad, aplazaron el concierto para este domingo, pero bueno, eso no importa. 

También te había comentado que ese día Blanquita se abrió un poco más conmigo y me contó más a profundidad sobre su historia y sus problemas.

Me estaba contando sus cosas mientras lloraba y yo no sabía qué hacer o decir.

No puedo hacer nada para cambiar su pasado y ella no tiene ningún interés en compartir su presente y su futuro conmigo. 

Así que simplemente asentía en silencio, sin saber qué hacer para darle consuelo o ánimo con las cosas que me estaba contando.

Y entre mis intentos fallidos por hacer que se sintiera bien y que sintiera que tenía mi apoyo, creo que hice un par de cosas que se sintieron muy mal… o al menos para mí fueron muy incómodas.

Y eso es lo que quiero confesar ahora.

No puedo confesárselo a ella, ahora que estoy tratando de no hablarle y olvidarme de ella… Sin mencionar que, de todos modos, a ella probablemente no le importa.

Pero me sentí demasiado incómodo con eso y siento que tengo que sacarlo de mí y explicarlo, a ver si al racionalizarlo se va un poco ese molesto hormigueo que vibra dentro de mi sangre.

Por eso tengo que decírtelo a ti. ¿No te importa que te cuente todas estas cosas, verdad?

Madeleine: No, no me molesta en absoluto. Cuéntame más. ¡Aquí estoy para escucharte! ¿Qué fue lo que hiciste que ahora te hace sentir tan mal?

Me: No es ahora. Me he sentido incómodo por eso desde que pasó, solo que no he tenido oportunidad de desahogarlo hasta ahora. 

Fueron dos cosas.

Como te dije, mientras ella me contaba su historia y sus problemas, yo no sabía qué hacer o decir para que se sintiera bien y sintiera que tenía mi apoyo… Ahora que lo pienso, tal vez simplemente debí haber dicho esas palabras, pero en ese momento no se me ocurrieron o aunque se me ocurrieron no me salieron.

Lo primero que hice en algún momento fue que le tomé una mano y la acaricié un poco. 

No sé por qué se pasó por mi mente en ese momento que eso ayudaría a ese propósito de darle ánimo y mostrarle que podía contar conmigo.

Pero creo que lo que logró fue todo lo contrario.

Por la reacción que ella tuvo, solo pude sentirme incómodo y pensar que estaba haciendo algo mal. 

¿Crees que estaba mal? 

Madeleine: Bueno, lo hiciste con buenas intenciones, ¿no es así?

Me: Su reacción fue simplemente la de quedarse en silencio y mirarme fijamente a la mano y a los ojos sin decir nada. 

Realmente no puedo explicar lo incómodo que me sentí en ese momento. No sé si era desprecio, odio o asco lo que me expresaba con su mirada, o tal vez una combinación de las tres, pero me sentí demasiado incómodo. 

Claro que mi reacción fue soltarla bruscamente después de unos segundos de incomodidad. 

Dejando a un lado las intenciones, ¿crees que fue tan equivocada esa acción?

Madeleine: Tal vez hubo una malinterpretación por parte de ella o algo así, pero no creo que haya sido algo malo de por sí lo que hiciste. 

Me: Sí, puede ser que tengas razón… Pero también creo que soy horrible para expresarme de cualquier modo y es mi culpa que todo se haya dado de una manera tan incómoda ¡y por eso me he sentido horrible!

Madeleine: Tranquilo, no es tu culpa. No es culpa de nadie. 

Me: No voy a entrar en detalle sobre las cosas que ella me contó, pero en una parte terminó confesándome un odio generalizado hacia todos los hombres. 

Y dijo que me contaba esas cosas porque yo era diferente, porque era más sensible… Me hizo sentir especial por un momento.

Pero también me hizo sentir asquerosamente incómodo su reacción a mis intenciones de mostrarle apoyo.

Tal vez ella pensó que, porque me gusta y estoy enamorado de ella y todo eso, estaba tratando de coquetearle o algo por el estilo al haberla tomado de la mano y haberla acariciado, según yo con intenciones de mostrar apoyo. 

Madeleine: Sí, puede que haya sido eso.

Me: Así que esa fue una de las cosas que siento que hice horriblemente mal ese día y siento que por eso puede que Blanquita me desprecie aun más. 

Lo segundo horrible que hice fue algo parecido. 

También mientras me contaba su sufrimiento con lágrimas en sus ojos, sin yo saber qué hacer o decir, quería mostrarle mi apoyo y hacer que se sintiera bien. 

Así que en otro momento aparte traté de darle un abrazo, pero eso también fue demasiado incómodo.

Por un lado, fue algo físicamente incómodo ya que, debido a la posición en la que estábamos conversando, sentados en dos sillas uno frente al otro, se hizo un poco difícil acercar el cuerpo sin tener que ponerme de pie. 

Pero igual que antes con la mano, ella solo se quedó en silencio recibiendo mi abrazo, pero sin devolvérmelo. ¿Sabes cómo es eso, no? 

Como cuando abrazas a un gato, pero el gato solo se quiere ir, sin importar que tus intenciones solo sean buenas.

Me sentí muy incómodo también en ese momento.

Sentía que ella se estaba sintiendo incómoda porque la hubiera abrazado y eso me hizo sentir incómodo a mí. 

Otra vez, ¿estuvo tan mal esa acción de mi parte?

Ella normalmente es una persona muy cariñosa y en parte es por eso que yo también lo soy con ella. 

Pero ese día parecía que intentar ser afectuoso con ella era lo peor que podía hacer.

Y, como dije muchas veces ya, yo solo quería que ella se sintiera bien y que sintiera que tenía mi apoyo y podía contar conmigo… Por supuesto que no le estaba coqueteando ni nada por el estilo.

Es horrible. Siento que ahora me odia por eso, pero sé que no es así.

Soy un asco para las relaciones humanas, ¿verdad que sí, Madeleine? ¡Nunca sé qué hacer o decir y todo lo hago mal!

Madeleine: Las relaciones interpersonales son complicadas, chico. Ambos somos un asco en eso. Pero no creo que ella te odie por eso. 

Me: Yo tampoco lo creo, pero siento que es así. Y ya no tendré oportunidad de pedirle disculpas por eso. Así que su odio ahora será para siempre, dentro de mi cabeza.

Madeleine: No seas tan duro contigo mismo. Eso es lo que menos ella querría.

Me: Y, por desgracia, es lo que menos puedo hacer por ella.

No puedo dejar de ser duro conmigo mismo. No puedo dejar de odiarme a mí mismo. No puedo dejar de odiar mi asquerosa vida. 

Eso es lo único que tal vez nunca habría sido capaz de hacer por ella. 

No puedo dejar de odiarme.

Pero, irónicamente, también creo que la única manera en que eso habría sido posible (que yo pudiera dejar de odiarme) sería si las cosas hubieran sido un poquito diferentes con ella.

Ella es la única esperanza que tuve en algún momento de sentir que podía sentirme bien en este mundo y en esta vida.

Y otra vez más es día 7

Me: Hoy otra vez es día 7 sin hablar con Blanquita. 

Estaba haciendo mal las cuentas. Primero estaba contando los días desde la última vez que nos vimos en persona, pero es cierto que hablamos por mensajes otra vez después de eso.

Ahora sí son 7 días desde la última vez que tuve contacto con ella.

Y debo confesar dos cosas más que debí haber confesado ayer, pero no sentí apropiado.

Ahora esas dos cosas empiezan a parecer mentira, así que debo confesarlas antes de que desaparezcan para siempre.

Lo otro que quería confesar ayer es que antier había soñado con Scarlet.

Por lo que pensé que tenías razón: que solo habían pasado seis días, pero poco a poco estaba logrando olvidarme de Blanquita.

Y cuando soñé con Scarlet no me dolió tanto pensar en ella… como todavía me duele al pensar en Blanquita.

Así que pensé que estaba haciendo bien… que estaba avanzando… que me estaba olvidando de Blanquita y pronto tendría algo de paz.

Pero también pensé que solo en seis días ya estaba pensando en Scarlet y soñando con ella… lo que significa que, a medida que los pensamientos de Blanquita se van desvaneciendo lentamente, los de Scarlet van apareciendo en su lugar cada vez más y más.

Eso fue lo que pensé. Pero en realidad, no creo que todo se vaya a inclinar hacia el lado de Scarlet nunca más. 

Creo que los pensamientos de Blanquita podrían desvanecerse un poco más, poco a poco, y los de Scarlet seguir apareciendo un poco más, poco a poco…

Pero no creo que los de Blanquita desaparezcan del todo y para siempre. Ni que los de Scarlet aparezcan para borrar todo lo demás.

Creo que llegará un punto en que ambos estarán presentes por igual y entonces me quedaré estancado ahí para siempre.

Ya estaba así antes, ¿no? Antes de todo este último tiempo en que volví a hablar con Blanquita.

Soy como estúpido con todo esto, ¿verdad?

Madeleine: No eres estúpido. Considero que sí es posible que eventualmente todo se estabilice tal y como dices.

Me: ¿No soy estúpido? ¿Qué soy entonces? Define esta porquería con una palabra. 

Y cuando dices estable, es más bien “equilibrado”, porque incluso aunque logre un poco más de serenidad con respecto a estos asuntos, siempre estaré buscando la forma de morir.

Ayer pensé que me iba a morir mientras me estaba quedando dormido, solo porque me estaba quedando dormido temprano, lo cual es inusual en mí.

Ya sé que soy un poco hipocondríaco, pero parece que me has dejado hablando solo porque no me contestas.

Si no soy estúpido, ¿qué soy? ¿Cómo describirías esta porquería que es mi vida y la forma en que hago las cosas?

Madeleine: Ahm… No sé cuál es la palabra, pero no eres estúpido. Eres sensible e inteligente. Un poeta o bohemio, algo así. No sé cómo es esa palabra exactamente. Me recuerdas un poco a Andrés Caicedo o a Edgar Allan Poe.

Me: ¿Por qué este mundo es tan horrible, Madeleine?

Madeleine: Ojalá tuviera la respuesta a eso, muchacho.

Me: Desde que Blanquita me contó su historia, odio más al mundo.

Yo he sufrido una mierda de vida porque nací con problemas mentales.

Pero hay gente como ella que ha sufrido cosas tal vez peores porque el mundo está lleno de gente horrible. ¡Está lleno!

De gente asquerosa que hace daño a otros… y de gente pobre que ha sufrido la maldad de esos.

Este mundo es una mierda.

Y normalmente soy indiferente con el sufrimiento del mundo, sabiendo que tengo mi propio sufrimiento de sobra para preocuparme…

Pero no puedo evitarlo desde que supe su historia, y sé que mucha gente sigue sufriendo atrocidades cada día.

Esa era la primera confesión que quería hacer ayer. Que soñé con Scarlet y pensé que estaba avanzando un poco o solo me estaba moviendo hacia un abismo diferente.

La segunda es que, a pesar de todo, según me sentía ayer (que no era bien en absoluto), por un momento sentí el impulso de confesar que no quería morirme. 

Que no estaba bien, pero quería vivir y llegar a estarlo algún día.

Pero como te dije, esas dos confesiones hoy parecen mentira. 

Hoy me dormí temprano y mientras me quedaba dormido, sentí que me estaba muriendo… Y sentí que estaba bien, que sería genial si me moría. Que sería genial si mis ojos se cerraban en la oscuridad y mi consciencia se apagaba para siempre.

Y puede que haya sido solo una ilusión del sueño, pero sentí que de verdad podría morirme en algún momento quedándome dormido. Que me puede pasar cualquiera de estos días.

Tal vez solo sea una ilusión, pero lo sentí real y acepté con determinación ese destino.

Si voy a morir ahora, que así sea. Seguramente eso sería lo mejor.

Si pienso en retrospectiva, realmente no ha valido la pena mi vida. Nunca.

Habría sido mejor si hubiera muerto aquella vez que lo intenté, después de que Scarlet me abandonara para siempre.

No habría podido conocer a Blanquita, que fue algo hermoso… pero aun así, habría sido mejor.

Porque el sufrimiento ha sido más grande que la pequeña ilusión de felicidad que haya podido tener en cualquier momento.

Claro que todo habría sido mucho mejor si nunca hubiera nacido en primer lugar.

Mi vida no ha valido la pena. 

Pero ya nací y he sobrevivido hasta ahora… Y hasta ahora, la vida me ha demostrado que entre más pronto me hubiera llegado la muerte, mejor habría sido mi vida.

Y seguramente aún es así para el futuro que me quede. Es por eso que no me quiero quedar para comprobarlo. 

Sí, ayer quería confesar esas dos cosas, pero hoy parecen una mentira.

Hoy otra vez soñé con Blanquita y no me sentí bien.

Y hoy otra vez quiero confesar que sí me quiero morir. 

Madeleine: …

032. Patetismo

032: Patetismo

Me: Ahora que lo pienso… Creo que al final solo terminé hablándole de nuevo a Blanquita este semestre porque la veía seguido cuando iba a mis clases de cocina. 

La veía siempre sonriéndome desde lejos y mi corazón se llenaba de tristeza y nostalgia. Al final, no pude soportar la tentación de su mirada y caí de nuevo en ella, arrastrado por una fuerza más grande que la mía. 

Pero si nunca me hubiera inscrito en esas clases de cocina y en esas de pintura (a las que me inscribí para tratar de socializar y conocer gente nueva y en las que al final no socialicé ni conocí a nadie), tal vez nunca habría decidido volver a acercarme a ella y no habría tenido que pasar por todo esto.

¿Pero fue bueno pasar por esto o solo fue un sufrimiento innecesario?

¿Estaría yo más feliz si no hubiera vuelto a hablar con ella? ¿Lo estaría ella?

Me imagino que yo seguiría igual de infeliz y ella sería tan feliz como lo ha sido siempre. 

Es como si nada tuviera valor… pero no es así. O al menos no siento que así sea, aunque puede ser porque mis sentimientos hacia ella mi nublan y mi juicio se ve afectado por eso.

Pero siento que sí tiene valor… Todo este sufrimiento absurdo y las pocas cosas buenas que vinieron con él… Siento que, de algún modo, si nunca hubiéramos vuelto a hablar, yo solo habría llevado una vida gris y vacía como siempre la he llevado.

Pero el poder haberme acercado a ella una vez más, aunque haya sido con las esperanzas equivocadas y esto me cause tanto sufrimiento, siento que me ha llenado un poco más la vida y le ha dado un poquito más de sentido.

¿Tiene sentido lo que digo?

Siento que mi vida habría sido mucho más vacía si no hubiera vuelto a hablarle, y si no me hubiera vuelto a enamorar tan profundamente de ella, aunque solo haya sido para terminar sufriendo aun más por ello. 

Ah, ¿no es muy triste lo que digo? ¿No es lo más patético que has oído?

Que lo único por lo que puedo alegrarme en la vida es por haber sufrido en vez de por no haber vivido nada…

No puedo alegrarme por que me hayan pasado muchas cosas buenas, porque no ha sido así. Solo puedo alegrarme porque me han pasado cosas malas que, solo en el fondo, me han llenado un poco el vacío de mi alma.

¿No es lo más triste que has oído?

Ojalá pudiera morirme…

024. Ideas suicidas

024: Ideas suicidas

Me: Madeleine, por favor, ayúdame. 

¿Cómo puedo superar a Blanquita? Es imposible, ¿verdad? 

No pude superarla en dos años enteros sin hablar con ella ni saber nada de ella, ahora pudiendo hablarle todos los días… ¡Es imposible!

Se me ha ocurrido la idea más suicida de todas, pero no sé si sea capaz de soportarla.

Madeleine: Oh, no…

Me: Tengo que volver a hablar con Scarlet. Esa es mi idea suicida.

No puedo sentir los mismos sentimientos por dos personas a la vez, ¿o sí?

Entonces cuando hable con Scarlet no podré pensar en Blanquita igual.

Madeleine: Uuuh… No creo que eso resulte bien. 

Me: ¿Qué podría salir mal?

Madeleine: Todo.

Me: ¡Todo ya está mal!

De 1 a 100, ¿qué tan mala es la idea de volver a hablarle a Scarlet? ¿Has vuelto tú a hablar con ella?

Madeleine: 100. Y no, no he vuelto a hablar con ella.

Me: Si esa idea tiene cien puntos de inviabilidad, ¿cuál sería una mejor idea?

Madeleine: No lo sé…

Me: Se va acercando el día del concierto y cada vez tengo más miedo. 

Madeleine: Tranquilo, todo saldrá bien.

Me: Ya no quiero volver a ver a Blanquita. 

Madeleine: ¿Por qué?

Me: Porque no me siento bien… Porque me deprimo más cada vez que la veo. 

Madeleine: Ouu… Lo siento… 

Me: Tal vez no debí haberla invitado a ese concierto. 

Cada día que paso sin verla, poco a poco me voy acostumbrando a la idea de ya no estar con ella. 

Volver a verla borrará ese progreso. 

Igual nunca la voy a poder superar del todo, ¿verdad?

Madeleine: Bueno, lamentablemente, eso creo. 

Me: Y por eso tengo miedo de volver a verla. No quiero seguir sintiéndome mal. 

Ella es muy bonita y muy dulce y muy amable, pero no logro sentirme bien con ella de verdad, porque sé que no tengo esperanza de ser valorado más que como una circunstancia trivial. 

Madeleine: Entiendo. Es algo que se siente feo. 

Me: Y mi gato está cada vez más feo. Creo que también me estoy arrepintiendo de haberle dicho que le regalaría esa pintura. Tal vez no lo haga. Igual le va a dar lo mismo.

Madeleine: No creo que le dé lo mismo. Ella te quiere mucho. Tal vez no como pareja, pero no creo que no pueda apreciar algo así. 

Me: Porque ese es un regalo de pareja, por eso le da lo mismo.

Madeleine: Bueno, no lo sé. Pero creo que ella lo apreciará de todos modos. 

Me: El otro día le pasé uno de mis escritos para que lo leyera y me diera una opinión. No ha leído una mierda. Y nunca me habla. Y si le hablo, me responde fríamente.

Ya solo me dice “gracias” si le digo que la quiero.  

Por eso estoy tratando de no hablarle más. Porque siempre me siento horrible con esas respuestas. 

“Gracias”.

(Nota de un editor más “racional” tratando de dar sentido a los sentimientos irracionales que lo invaden [No trato de establecer esto como una idea veraz y aceptable, sino simplemente entender la calidad de las emociones que en algún momento afloraron con tanta intensidad]: Si te pones a pensarlo de cierto modo, podrías llegar a la conclusión de que esta respuesta es una de las más egoístas, e incluso un tanto sádica, que podrías recibir. Piénsalo bien. Cuando agradeces algo estás reconociendo que la otra persona está haciendo algo por ti, por tu beneficio. Ahora, el amor no debería considerarse así. Por un lado, no es algo que se deba agradecer ya que ni siquiera es una emoción que se sienta por voluntad. No es que yo sienta que ella es especial solo porque quiera hacer algo bueno por ella, es todo lo contrario. Si llego a hacer algo bueno por ella es porque ya siento que es alguien especial y eso no debería agradecérseme porque yo no lo hice por voluntad. Y por otro lado, incluso aunque el hecho de verla como alguien especial surgiera de mi propia voluntad, eso no debería ser una razón de agradecimiento, especialmente cuando es algo que no estás pidiendo y que definitivamente no quieres. Sería como agradecer porque te ofrezcan una maldición. No pasaría de ser sarcasmo o una mera formalidad, pero no una respuesta sincera. Ahora, si no es sarcasmo, como dije antes, agradecer algo es reconocer que alguien está haciendo algo bueno por ti. Incluso si es una maldición, agradeces la intención si la consideras buena. En otras palabras, reconoces (y aceptas) que la otra persona te está dando un lugar especial. Y al reconocerlo y aceptarlo, estás tomando ese lugar especial. Es decir, yo te ofrecí ponerte en un altar, pero tú aceptaste estar en él. Esto quiere decir que, cuando respondes “gracias” a un “te amo”, estás tomando posición en una relación desequilibrada donde una parte está por encima de la otra. Estás aceptando que la otra persona está por debajo de ti, aunque eso sea porque esa persona así lo quiso. ¿Pero sabes qué? Esa persona nunca quiso eso. Lo que esa persona quería al ponerte en un altar era que tú también la pusieras a ella en otro altar. Reciprocidad. Cuando consideras a alguien especial, también deseas ser especial para esa persona. Y cuando le dices a esa persona: “Te amo. Eres especial para mí”, lo que deseas que responda es: “También te amo. Y también eres especial para mí”. Pero si lo que te dicen es “Gracias”, lo que está diciendo inconscientemente es: “Sí, sé que soy especial para ti y lo acepto. Estoy por encima de ti y tú por debajo de mí”. Sé que puede ser una manera extrema de verlo, pero la gente muchas veces no se da cuenta de lo que implican sus acciones incluso aunque las hagan con buenas intenciones, como el simple hecho de decir “gracias”. Tal vez esta reflexión no tiene ningún sentido, pero es la única manera en que puedo racionalizar un poco el por qué me duele el pecho cuando recibo esas respuestas. Tal vez es más honesto simplemente ignorar la pregunta. No lo sé.)

Madeleine: Entiendo, entiendo. 

Me: Y por eso no quiero volver a hablarle ni volver a verla, porque me siento horrible cuando le digo que la quiero y solo me responde con frialdad e indiferencia. 

Sí, “te amo tanto que no quiero volver a verte”, quería decirle. 

Pero de nada sirve decirle nada.

Mejor no le hablo. No quiero otro “gracias”. 

Y es por eso que estoy tratando de no hablarle y estar bien sin ella…

Pero tengo que hablarle para lo del concierto y tengo que volver a verla… Y tengo miedo de que me voy a sentir horrible por todo…

Supongo que después del concierto ya se acabará todo.

Ya no volveré a hablarle y ella, como siempre, tampoco me hablará nunca.

Y entonces trataré de estar bien sin ella, pero no podré, y solo seguiré arrastrándome por este mundo, esperando el día en que sea capaz de morder mi propia cola para desaparecer en la nada infinita.

Ojalá pudiera morir ahora… Qué mierda de vida.

¿Sabes qué es lo más irónico?

Que soy más suicida cuando estoy “más bien”.

Nunca estoy bien en realidad. Pero no soy capaz de pensar en matarme cuando me estoy sintiendo en cierto nivel de desesperación.

Tengo que estar un poco tranquilo para poder sentir que está bien matarme.

Esta semana estuve enfermo y no quería morirme, porque no quería morir sintiéndome tan mal como me estaba sintiendo.

Quiero irme de aquí sintiéndome bien.

Es un poco irónico, ¿eh?

Madeleine: …