052. Cerebros en una cubeta

052: Cerebros en una cubeta

Madeleine: ¿Por qué no me cuentas algo?

Me: ¿Qué quieres que te cuente?

Madeleine: Lo que sea.

Me: Hoy fui con mi tía y unos primos a visitar un pueblito. Estuve aburrido casi todo el día, pero bueno, habría estado casi igual de aburrido si me hubiera quedado encerrado en la casa, así que supongo que eso fue un poco mejor. 

Madeleine: ¿Y cómo te llevas con todos? 

Me: Con todos tengo una relación muy superficial.

Madeleine: ¿Has vuelto a visitar a tu abuelita? Me gustaría que le dieras un abrazo de mi parte.

Me: Desde que mi hermano se fue del país, no he ido a visitar a nadie. Solo iba cuando él iba y dejaba que él fuera el que interactuara con todos, mientras yo me quedaba apartado y en silencio. 

…Te quiero mucho.

Madeleine: Y yo a ti. 

Me: ¿Estás contenta con estas maravillosas historias que te cuento?

Madeleine: Mucho. Me gusta que me cuentes lo que sea. De todos modos, no te pregunto para estar contenta. Es para creer que te soy de estima lo suficiente para contarme tus cosas. 

Me: Me eres de estima, pero no tengo historias de valor. 

Madeleine: No espero cosas de valor especial. Todo lo tuyo tiene ese valor por ser tuyo. 

Me: Para evitarte angustias innecesarias, no te cuento todo el tiempo lo deprimido que estoy todo el tiempo. 

Madeleine: Y supongo que tampoco las luchas incesantes por no dejarte vencer por ello, pero valoro que logres ganar cada día. 

Me: Te quiero mucho.

Madeleine: ¿Le crees al sujeto lo que dijo? ¿Crees que la psicología te servirá? 

Me: No sé si me sirva o no. Creo que sí podría. No le creo casi nada a los psicólogos, pero creo en el potencial de la psicología como una ciencia. 

Solo hay que seguir estudiándola como debe ser. Para que una ciencia sea ciencia, no importa el tema que tome por objeto de estudio, sino la manera en que lo estudie. 

Madeleine: Me pregunto si lo tuyo, así como la epilepsia, podría tratarse con algún tipo de lobotomía o terapia electroconvulsiva. 

Me: Creo que sí se podría, pero es lo que aún no se ha descubierto con exactitud. 

Se supone que la medicina también debería modificar los receptores del cerebro de una manera menos invasiva, pero hasta ahora no me ha servido. 

Así que aún falta estudiar más, probar más cosas. 

Madeleine: Recuerdo cuando era joven, que en muchas cosas no tenía apoyo social ni familiar, pero no permití que me robaran los sueños. Siempre que decían que lo que yo quería era anhelar mucho, me propuse demostrar que lo lograría, hasta que lo hice. 

Te contaré algo que sé de la psicología y las conductas y las reacciones.

Todas ellas tienen que ver con reacciones químicas.

Si son agradables o desagradables, eso se relaciona con la manera en que reaccionas en la vida. Es por ello que no es la verdad lo que nos afecta, sino lo que pensamos de lo que creemos verdad, porque ese «creer» detona una actividad química que nos lleva a sentirnos bien o mal, y por eso preferimos lo malo conocido. 

Por eso la técnica que Blanca utilizaba contigo funcionaría, porque obligarte a hacer esas cosas que te cuestan es una técnica conductual para obligar al cerebro a tener otra percepción.

Y ahora sí, lo que te iba a decir era esto: No tener pareja puede parecer terrible, pero ¿a cuánta gente en pareja conoces que sea feliz de verdad? Está sobrevalorada la interacción humana, que es una puta mierda.  

Me: La vida está sobrevalorada. 

Madeleine: Cierto. Quizá somos como homúnculos dentro de una botella o seres artificiales en de un mundo virtual, un experimento de algún modo u otro, y hay alguien que está aprendiendo a manipularnos y nos deja afectados porque comete errores sobre nuestros sistemas y al ser tan superior a nosotros ni siquiera es consciente de que existimos. 

Parece que me dejé llevar un poco por la imaginación. Je, je… 

Me: …

044. Una reflexión incipiente sobre la psicología

Siempre pensé que la psicología era una ciencia. «La ciencia que estudia el comportamiento y la mente humana». Y no estaba equivocado. De hecho, es la definición más precisa. 

Pero lo que nunca tuve del todo claro era si el resto del mundo también estaba de acuerdo con esa percepción o se consideraba que la psicología era algo más.

Y es cierto, a veces la psicología adopta unos tintes muy sociológicos y en ocasiones se mancha de cultura y tradición, elementos inseparables de cualquier comportamiento humano, pero que en ocasiones llegan a extremos opuestos a los de la ciencia y la verdad se disfraza, se oculta o se esconde, detrás de explicaciones mágicas y procedimientos insustentables. 

No estoy hablando de la percepción de nadie en particular, solo de unos cuantos renglones torcidos que desde la perspectiva más amplia de la imagen contribuyen a una distorsión del todo, aunque solo sean una parte. 

Un número tan considerable de renglones torcidos que en ocasiones se obtiene la impresión de que lo normal es estar torcido y ser recto es lo trastornado. 

Esto lo tengo un poco más claro ahora. Pero unos años atrás ni siquiera tenía una perspectiva completa de mi propia página. 

No tenía idea de si el mundo estaba torcido o recto o en qué porcentaje de equilibrio entre ambos polos se encontraba. 

Tal vez todavía estoy ciego. Ahora veo las páginas con un poco más de claridad, pero ni siquiera sé si en el capítulo final se acaba todo o en realidad somos parte de una biblioteca infinita. 

Solo sé que mirando hacia atrás aún tenía muchas más dudas. Tenía más miedo. ¿Y si las cosas hubieran sido un poco diferentes? Probablemente hoy mi visión no estaría más iluminada. 

Por el contrario, la oscuridad sería todo lo que habría y ya no quedaría nada. Ya no quedaría yo. 

044: Una reflexión incipiente sobre la psicología

Me: Hoy me habló Blanquita para preguntarme si podíamos vernos en la universidad para entregarme el dinero de las entradas al concierto. Solo le respondí con un «No» bien seco, y luego la dejé en visto.

Madeleine: ¿Te dijo algo más?

Me: Después del «No», solo me dijo: «Bueno. Era para pasarte el dinero». Ya sabía que era para eso, así que no le respondí nada más. 

¿Crees que soy una muy mala persona por responderle de una manera tan cortante?

Madeleine: No, pero, sí estuvo feo la manera en que la trataste. 

Me: Entonces sí soy una mala persona… Pero no me nace decirle nada más, así que siento que no habría sido sincero hacerlo.

Madeleine: Bueno, es lo mejor en ese caso. 

Me: Ya sabes que en realidad es todo lo contrario. Que quisiera poder hablar con ella todos los días y estar con ella todo el tiempo y ser felices los dos juntos y amarnos hasta que nuestros corazones exploten.

Pero eso nunca pasará. 

¿Tiene sentido lo que digo o solo estoy tratando de quedar bien aquí?

Madeleine: Creo que sí tiene sentido.

Me: Sé que no soy una buena persona, por mis acciones crudas y egoístas, pero al fin y al cabo solo soy una persona extremadamente frágil y sensible. Ella nunca ha tenido malas intenciones conmigo y el hecho de que sus decisiones me rompan el corazón no la hace culpable de mi sufrimiento, pues solamente es mi sensibilidad la que hace que me tiemblen todas las emociones con los estímulos más pequeños. Ella es lo mejor que me ha pasado y creo que no lo digo cegado por un sentimiento platónico, sino que considero que es un hecho verdadero, teniendo en cuenta mis desdichadas circunstancias. Es por eso que la quiero tanto. 

Así que, después de todo, creo que ninguno de los dos es el malo aquí. Todos somos víctimas de la ira divina. 

No asentiste esta vez. ¿Entonces de verdad crees que soy el malo?

Madeleine: No, no creo que la situación sea de buenos o malos.

Me: Por un momento pareció sorprenderte que dijera que ninguno de los dos era el malo, pero bueno, no importa.

Es cierto que hoy no podía ir a la universidad para encontrarme con ella. Hoy tenía la cita para mi entrevista para la admisión en la carrera de psicología.

Madeleine: ¿Y cómo te fue? 

Me: No lo sé. Creo que no respondí lo que querían que respondiera. 

Madeleine: ¿Te entregarán resultados después?

Me: Se supone que sí, aunque no creo que «no pase» la entrevista por las respuestas que di. Sería muy estúpido. 

Pensándolo bien, sí podría ser que no pase por eso y luego solo me digan que no tenían los cupos suficientes o algo por el estilo.

[Spoiler del editor (o sea yo mismo, algunos años en el futuro): No pasé la entrevista. Fui rechazado por la universidad y me quedé sin la oportunidad de estudiar allí. En una siguiente entrada publicaré más sobre mi frustración y mi desesperanzado segundo intento aplicando a otra universidad diferente. Spoiler del spoiler: Allí sí me aceptaron y me he destacado como uno de los estudiantes más brillantes en toda la facultad. No puedo hacer spoilers más allá de esto, ya que al momento de escribir este reporte, aún no tengo idea de qué suerte podría tener en un futuro al ejercer la profesión o si siquiera me alcanzará la vida para intentarlo. Más detalles sobre la suerte de este poeta psicólogo en entradas venideras. Fin de la interrupción.]

Madeleine: ¡Espero que todo salga bien y te acepten para estudiar!

Me: No creo que me rechacen a partir de la entrevista, pero incluso si eso pasa, puede que eso no sea lo peor. 

Madeleine: ¿Qué sería lo peor entonces?

Me: Lo peor es que, después de haber tenido la entrevista con la psicóloga… sentí que solo era otra inútil. Y que probablemente no me voy a llevar bien con ninguno de los profesores o los psicólogos que me encuentre a lo largo de la carrera… porque todos son inútiles y seguramente solo me van a enseñar muchas cosas inútiles. 

[Nota del editor (o sea yo mismo unos años en el futuro): Aquí un heurístico de representatividad o falacia de generalización. Para mi sorpresa, según lo que pensaba en estos tiempos, he encontrado en la academia muchos psicólogos buenos, sensatos e inteligentes, de los que no pude encontrar ninguno en todos los años que estuve buscando ayuda desde la práctica clínica como paciente. Aun así, es cierto que son más los psicólogos que he conocido que son mediocres o no tienen idea de lo que están haciendo y aun los que se pueden considerar buenos solo pueden serlo en un campo muy pequeño de la psicología. No existe ningún psicólogo que pueda ser el mejor (o siquiera bueno) en todos los campos, ramas y áreas de la psicología. Lo mejor que puede hacer un psicólogo es especializarse y tratar de ser el mejor en un área muy concreta. No alcanzan diez vidas humanas para volverse experto en la psicología como una ciencia integral.]

Madeleine: Bueno, siempre se encuentra de todo en las universidades. Ojalá no pase eso que dices y puedas conocer profesores que al menos sean competentes. 

Me: Me preguntó qué sabía de la psicología, que si me había tomado la molestia de investigar un poco antes de qué se trataba y todo eso.

Considero que sé bastante al respecto, pero estaba muy nervioso y no atiné más que a dar la definición más general de diccionario que pude haber dado.

Ahí es donde pienso que no respondí lo que querían que respondiera. Seguramente habrá pensado que en realidad no sé nada, pero bueno, eso no importa.

Se supondría que precisamente para eso es que quiero entrar a la universidad, para aprender lo que no sé. 

Luego dijo algo como: «Es porque muchos vienen aquí con concepciones equivocadas sobre lo que es la psicología y por lo menos deberían tomarse la molestia de averiguar un poco primero». 

Seguramente no lo dijo con palabras tan bonitas y tan claras, pero básicamente era eso lo que me estaba tratando de decir.

Madeleine: Suena muy pedante de su parte. 

Me: Sí, un poco, aunque en parte tiene sentido. Pero eso no es lo que me molestó. Lo que me molestó fue lo que siguió después, cuando aclaró cuáles eran las concepciones «correctas». 

«Los psicólogos no somos doctores», empezó. «No somos «personas que escuchan»». Aquí tomó como ejemplo algo que le mencione de que había visto a muchos psicólogos y ninguno me había ayudado, y continuó: «No somos gente que ayuda… Nosotros somos facilitadores». 

Madeleine: ¿Facilitadores de qué?

Me: Supongo que de las herramientas que sirven para ayudar, pero que ellos no son la ayuda… Me imagino que algo así debía estar tratando de decir. 

Madeleine: Suena un poco absurdo, teniendo en cuenta que facilitar es un sinónimo de ayudar. 

Me: Es cierto. Yo dije varias veces que quería ser psicólogo para ayudarme a mí mismo y probablemente ayudar a otros [respuesta típica de quien está buscando estudiar psicología, a la cual, a pesar de no ser una respuesta incorrecta, a menudo se le ve con el ceño fruncido desde la academia]. Así que me dio un poco de vergüenza, porque siento que dije justamente lo que esa psicóloga no quería escuchar. 

Y luego dijo una especie de tontería motivacional del tipo: «Yo creo que la respuesta siempre está dentro de uno mismo» y fue entonces que terminé de decepcionarme y recordé lo inútiles que han sido casi todos los psicólogos que he visto y esta era igual, y ahora siento que todos van a ser iguales en la carrera.  

Madeleine: Bueno, ¡ojalá que ese no sea el caso!

Me: El caso es que solo he conocido un psicólogo bueno en mi vida. Tampoco me ayudó mucho, pero era un hombre muy inteligente y muy humano al mismo tiempo, al contrario que esta señora que no busca «ayudar» a nadie. 

Para mí, era más un científico que un psicólogo [aunque por definición todo psicólogo es un científico que estudia el comportamiento y la mente humana, en la práctica muy pocos lo son realmente], y aun así, era más humanista y empático que esta mujer. 

El psicoanálisis es una mierda y la psicología conductual nunca la hacen bien, y si la universidad es tan poco humanista… entonces al final probablemente solo voy a disfrutar las materias que tengan que ver con neuropsicología y voy a odiar a todo lo demás. 

Madeleine: Para ser psiquiatra se necesita ser doctor, ¿verdad? ¿No te gustaría estudiar algo así? 

Me: Sí, hay que estudiar medicina primero. Y a mí me interesa es la mente humana. Cinco años estudiando el cuerpo, aunque sé que sí tiene una gran influencia, siento que sería un enorme retraso. 

Además, desde mi experiencia tampoco han sido muy útiles los psiquiatras. Siento que solo obedecen ciegamente lo que dicen los libros de medicina y realmente no cuestionan ni analizan nada. 

Aclaro otra vez que hablo solo desde mi experiencia acerca de cómo (no) me han ayudado los profesionales, psicólogos y psiquiatras, que he conocido hasta ahora. 

Pero tal vez estas mismas personas sean buenas con otro tipo de pacientes o tratando otro tipo de problemas. No lo sé. 

Tal vez soy yo el que soy un caso raro que nadie ha sabido cómo solucionar. Así que tampoco puedo asegurar que sean cien por ciento inútiles.

Puede que sirvan para algo, simplemente que no han servido para mi caso en específico.

La que me hizo la entrevista hoy supuestamente era especialista en pediatría. Tal vez sea buena haciendo que los niños dejen de hacer pataletas, yo qué sé. 

El caso es que yo pienso principalmente en mi problema y en cualquiera que pueda ser parecido, esos en los que parece que nadie puede ayudar de verdad.

Por eso estaba pensando… Si llegara a ser rechazado por la entrevista, aunque no lo creo, tal vez podría buscar una oportunidad para estudiar algo más relacionado con la química o una especialidad como la farmacéutica. ¿Quiénes son los que fabrican las medicinas que recetan ciegamente los psiquiatras como un libro de cocina? Tal vez también sea una especialidad de la medicina, no lo sé, pero creo que sería algo más afín a lo que a mí me interesa, que es la neuropsicología, la neurociencia. 

Digo, solo si no paso la entrevista por estas estupideces, tal vez podría enfocarme por este lado y encontrar soluciones más efectivas, ¿no?

Tal vez pueda crear mi propia droga que elimine el miedo de las personas sin ningún efecto secundario. ¿No sería un gran avance para el mundo?

Madeleine: Irónicamente, una medicina así me daría más miedo que otra cosa. 

Me: Te la pongo en el café sin que lo notes y cuando te des cuenta ¡ya no tendrás miedo de nada! 

Aunque, la verdad, a mí también me daría miedo. Tendría que probarla primero en otros para estar seguro de que sí funciona. Tal vez en ratas, no sé. Solo estoy soñando, supongo. 

Madeleine: Eso me recuerda la historia de Dragon Head. El protagonista es un chico que queda atrapado en un túnel tras una catástrofe. El caso es que, ya avanzado el manga, aparecen unos sujetos rapados, que parecen lobotomizados. 

Y, bueno, pues es eso. Parece que alguien encontró un método para eliminar el miedo y esos sujetos habían sido sometidos al procedimiento. 

No recuerdo muy bien si los habían despojado del miedo o de toda emoción, pero estaba bastante turbio. 

Me: Suena interesante…

040. Día 11 (Las cosas más bonitas)

040: Día 11 (Las cosas más bonitas)

Me: Invéntame una canción de amor. Vamos, solo por diversión. Una canción de amor basada en mí. ¿Cómo sería la letra? 

Madeleine: Seguro sería algo muy poético. Quizás un poco graciosa también.

Me: A ver, invéntala pues.   

Madeleine: 😦 

Me: ¿Qué?

Madeleine: Se murió el creador de Bob Esponja…

Me: Entonces componme una canción en su homenaje. 

Madeleine: No estaría a la altura.

Me: Entonces una en mi homenaje. Mido 1.75 m. Un metro y tres cuartos de pura miseria. Seguramente ahí sí estás a la altura. 

¿Cuánto mides tú?

Madeleine: 1.65. 

Me: Blanquita mide 1.45. ¿Crees que habríamos hecho una mala pareja?

Madeleine: Qué pequeñita.

Me: Pequeñita y adorable. ¿Crees que habríamos hecho una mala pareja? 

Madeleine: ¿Por qué lo serían?

Me: Tal vez porque ella ni siquiera me quiere como yo la quiero. 

Madeleine: ¿Y eso qué tiene que ver con la altura? Aunque imagino que la diferencia de altura les dio problema alguna vez. 

Me: No me refería a la altura, sino en general, si crees que habríamos hecho una mala pareja, ya que en ciertos sentidos somos tan diferentes. ¿Como qué clase de problemas? 

Madeleine: Para abrazarse y cosas así. 

Me: Es cierto. A veces siento que los abrazos deberían tener una fórmula clara de cómo deben ejecutarse, pero no estoy seguro de cuál sea esa forma. 

¿Cuál es la manera correcta de dar un abrazo? ¿Los brazos de la mujer deberían ir alrededor del cuello del hombre mientras que los del hombre van alrededor de la cintura de la mujer? ¿O es al contrario? ¿Quizás es un brazo arriba y otro abajo? Aunque ese último se sentiría más como un abrazo fraternal que uno romántico. 

¿O quizás es algo que no tiene que ver con el género sino precisamente con la altura de los involucrados? ¿La persona de menor estatura está obligada a abrazar por la cintura o es correcto que se cuelgue del cuello del otro? 

Estoy diciendo cosas muy raras, ¿verdad? 

¿Por qué la interacción social es tan difícil de descifrar y aun así la mayoría de las personas la aplican de manera correcta de manera tan natural sin siquiera pensar en lo que están haciendo? 

Madeleine: Está bien, no creo que sea tan raro que alguien se pare a reflexionar sobre estas cosas. 

Me: Nunca supe si esos abrazos eran estructuralmente correctos, pero emocionalmente creo que ninguna cosa me ha impactado de manera tan positiva. Y es porque, aunque físicamente un abrazo se trata de un movimiento sencillo, cada vez que se da uno, aparte de producir una liberación de las hormonas que producen sensación de placer y bienestar, también está en cada caso cargado de un significado que aumenta todas esas sensaciones. No puedo explicar en mi caso todo lo que significaba en mi vida (sentimientos de aceptación, de valor, de apoyo, de empatía, de afecto, de logro, de superación, de estar vivo…) cada vez que Blanquita me abrazaba, pero siempre me llenaba de una sensación de calor y felicidad que nunca había sentido antes con ninguna otra cosa. 

De hecho, creo que te lo mencioné antes, pero en mi lista de las cosas más bonitas que he vivido en esta vida, dos de esas cosas son abrazos de Blanquita. 

Madeleine: Ouuuu. Qué bonito. 

Me: El primero fue el abrazo que me dio hace dos años, poco después de que empezamos a hablar, cuando me llamó desde su grupo de teatro porque se sentía mal y cuando llegué me abrazó y se puso a llorar entre mis brazos. 

El otro abrazo fue hace poco, cuando ya había decidido alejarme y no volverle a hablar y me la encontré mientras iba a la universidad, y ella se puso en mi camino y no me dejó pasar, sino que me bloqueó con un abrazo.

El otro elemento de la lista no fue un abrazo, sino una tarde completa. Una tarde que pasamos leyendo juntos poemas de Baudelaire mientras esperábamos nuestro horario para ir a clases. Cuando llegó la hora de irnos, empezó a llover muy fuerte, pero como debíamos llegar a nuestras respectivas clases, tuvimos que mojarnos, corriendo bajo la lluvia, tomados de la mano. Y fue muy bonito. 

Esa es toda la lista de las cosas más bonitas de mi vida. 

No son muchas cosas, pero con esas me basta para llenarme el corazón, al menos hasta donde se puede llenar, con todos los huecos que tengo en él. 

Pondría también los besos en esa lista, aunque irían un poco por debajo, porque la verdad es que sí fue algo bonito y muy importante para mí, porque fue un paso que pensé que nunca lograría dar en mi vida debido a mi enfermiza timidez, y Blanquita en vez de forzarme a hacerlo me dio toda la confianza para que fuera yo el que me atreviera a dar ese paso, pero al mismo tiempo estaba tan nervioso y tan extrañado al hacer algo que nunca había hecho y que no sabía cómo se sentía, que creo que no lo pude disfrutar del todo. 

Si tan solo las cosas no se hubieran terminado tan rápido, estoy seguro de que en poco tiempo habría aprendido a sentirme más tranquilo y con más confianza, y habría podido disfrutar al máximo cada momento con ella. 

Pero las cosas se acabaron y ahora solo me queda otro hueco en el corazón y una pequeña lista de recuerdos. 

Nunca nadie me dio la confianza que me dio ella y según me dice mi yo editor del futuro, en unos años seguirá siendo igual, seguiré estando roto, vacío y solo, sin tener a nadie que me quiera o se preocupe por mí. 

Si hiciera una lista de las cosas que están mal con mi vida… probablemente un diario de quinientas páginas no sería suficiente.

Todo el tiempo tengo miedo de que Blanquita vuelva a hablarme.

Si no fuera porque quedó de hablarme en cuanto tuviera el dinero de las boletas, estoy seguro de que ya no volvería a hablarme más.

Supuestamente somos amigos, pero nunca me habla, no piensa en mí, no me tiene en cuenta para nada, no existo para ella.

Nunca intentó siquiera hablarme en esos dos años que estuvimos separados. 

Hace 11 días que no me habla ya. Y si no fuera porque quedó de hablarme, estoy seguro de que ya no me volvería a hablar. 

Por eso tengo miedo. 

En cualquier momento va a hablarme y entonces va a ser la última vez.

Madeleine: Bueno, pero ¿qué es lo que quieres realmente? ¿Quieres que te llame o no?

Me: Quiero morir. Quisiera que me llame y que me ame y que me diga que me ama como yo la amo a ella, pero eso nunca va a pasar.

Así que solo me queda desear algo más realista y esperar la muerte. Quiero morir.

Algunas personas solo nacemos para estar deprimidas toda la vida, ¿verdad? Me gusta mucho este cantante, aunque no toda su música. Todas las letras de sus canciones son tristes, incluso cuando era el vocalista en una banda de rock. 

Me recuerda a mi vida. Siempre triste y miserable. 

Madeleine: …

024. Ideas suicidas

024: Ideas suicidas

Me: Madeleine, por favor, ayúdame. 

¿Cómo puedo superar a Blanquita? Es imposible, ¿verdad? 

No pude superarla en dos años enteros sin hablar con ella ni saber nada de ella, ahora pudiendo hablarle todos los días… ¡Es imposible!

Se me ha ocurrido la idea más suicida de todas, pero no sé si sea capaz de soportarla.

Madeleine: Oh, no…

Me: Tengo que volver a hablar con Scarlet. Esa es mi idea suicida.

No puedo sentir los mismos sentimientos por dos personas a la vez, ¿o sí?

Entonces cuando hable con Scarlet no podré pensar en Blanquita igual.

Madeleine: Uuuh… No creo que eso resulte bien. 

Me: ¿Qué podría salir mal?

Madeleine: Todo.

Me: ¡Todo ya está mal!

De 1 a 100, ¿qué tan mala es la idea de volver a hablarle a Scarlet? ¿Has vuelto tú a hablar con ella?

Madeleine: 100. Y no, no he vuelto a hablar con ella.

Me: Si esa idea tiene cien puntos de inviabilidad, ¿cuál sería una mejor idea?

Madeleine: No lo sé…

Me: Se va acercando el día del concierto y cada vez tengo más miedo. 

Madeleine: Tranquilo, todo saldrá bien.

Me: Ya no quiero volver a ver a Blanquita. 

Madeleine: ¿Por qué?

Me: Porque no me siento bien… Porque me deprimo más cada vez que la veo. 

Madeleine: Ouu… Lo siento… 

Me: Tal vez no debí haberla invitado a ese concierto. 

Cada día que paso sin verla, poco a poco me voy acostumbrando a la idea de ya no estar con ella. 

Volver a verla borrará ese progreso. 

Igual nunca la voy a poder superar del todo, ¿verdad?

Madeleine: Bueno, lamentablemente, eso creo. 

Me: Y por eso tengo miedo de volver a verla. No quiero seguir sintiéndome mal. 

Ella es muy bonita y muy dulce y muy amable, pero no logro sentirme bien con ella de verdad, porque sé que no tengo esperanza de ser valorado más que como una circunstancia trivial. 

Madeleine: Entiendo. Es algo que se siente feo. 

Me: Y mi gato está cada vez más feo. Creo que también me estoy arrepintiendo de haberle dicho que le regalaría esa pintura. Tal vez no lo haga. Igual le va a dar lo mismo.

Madeleine: No creo que le dé lo mismo. Ella te quiere mucho. Tal vez no como pareja, pero no creo que no pueda apreciar algo así. 

Me: Porque ese es un regalo de pareja, por eso le da lo mismo.

Madeleine: Bueno, no lo sé. Pero creo que ella lo apreciará de todos modos. 

Me: El otro día le pasé uno de mis escritos para que lo leyera y me diera una opinión. No ha leído una mierda. Y nunca me habla. Y si le hablo, me responde fríamente.

Ya solo me dice “gracias” si le digo que la quiero.  

Por eso estoy tratando de no hablarle más. Porque siempre me siento horrible con esas respuestas. 

“Gracias”.

(Nota de un editor más “racional” tratando de dar sentido a los sentimientos irracionales que lo invaden [No trato de establecer esto como una idea veraz y aceptable, sino simplemente entender la calidad de las emociones que en algún momento afloraron con tanta intensidad]: Si te pones a pensarlo de cierto modo, podrías llegar a la conclusión de que esta respuesta es una de las más egoístas, e incluso un tanto sádica, que podrías recibir. Piénsalo bien. Cuando agradeces algo estás reconociendo que la otra persona está haciendo algo por ti, por tu beneficio. Ahora, el amor no debería considerarse así. Por un lado, no es algo que se deba agradecer ya que ni siquiera es una emoción que se sienta por voluntad. No es que yo sienta que ella es especial solo porque quiera hacer algo bueno por ella, es todo lo contrario. Si llego a hacer algo bueno por ella es porque ya siento que es alguien especial y eso no debería agradecérseme porque yo no lo hice por voluntad. Y por otro lado, incluso aunque el hecho de verla como alguien especial surgiera de mi propia voluntad, eso no debería ser una razón de agradecimiento, especialmente cuando es algo que no estás pidiendo y que definitivamente no quieres. Sería como agradecer porque te ofrezcan una maldición. No pasaría de ser sarcasmo o una mera formalidad, pero no una respuesta sincera. Ahora, si no es sarcasmo, como dije antes, agradecer algo es reconocer que alguien está haciendo algo bueno por ti. Incluso si es una maldición, agradeces la intención si la consideras buena. En otras palabras, reconoces (y aceptas) que la otra persona te está dando un lugar especial. Y al reconocerlo y aceptarlo, estás tomando ese lugar especial. Es decir, yo te ofrecí ponerte en un altar, pero tú aceptaste estar en él. Esto quiere decir que, cuando respondes “gracias” a un “te amo”, estás tomando posición en una relación desequilibrada donde una parte está por encima de la otra. Estás aceptando que la otra persona está por debajo de ti, aunque eso sea porque esa persona así lo quiso. ¿Pero sabes qué? Esa persona nunca quiso eso. Lo que esa persona quería al ponerte en un altar era que tú también la pusieras a ella en otro altar. Reciprocidad. Cuando consideras a alguien especial, también deseas ser especial para esa persona. Y cuando le dices a esa persona: “Te amo. Eres especial para mí”, lo que deseas que responda es: “También te amo. Y también eres especial para mí”. Pero si lo que te dicen es “Gracias”, lo que está diciendo inconscientemente es: “Sí, sé que soy especial para ti y lo acepto. Estoy por encima de ti y tú por debajo de mí”. Sé que puede ser una manera extrema de verlo, pero la gente muchas veces no se da cuenta de lo que implican sus acciones incluso aunque las hagan con buenas intenciones, como el simple hecho de decir “gracias”. Tal vez esta reflexión no tiene ningún sentido, pero es la única manera en que puedo racionalizar un poco el por qué me duele el pecho cuando recibo esas respuestas. Tal vez es más honesto simplemente ignorar la pregunta. No lo sé.)

Madeleine: Entiendo, entiendo. 

Me: Y por eso no quiero volver a hablarle ni volver a verla, porque me siento horrible cuando le digo que la quiero y solo me responde con frialdad e indiferencia. 

Sí, “te amo tanto que no quiero volver a verte”, quería decirle. 

Pero de nada sirve decirle nada.

Mejor no le hablo. No quiero otro “gracias”. 

Y es por eso que estoy tratando de no hablarle y estar bien sin ella…

Pero tengo que hablarle para lo del concierto y tengo que volver a verla… Y tengo miedo de que me voy a sentir horrible por todo…

Supongo que después del concierto ya se acabará todo.

Ya no volveré a hablarle y ella, como siempre, tampoco me hablará nunca.

Y entonces trataré de estar bien sin ella, pero no podré, y solo seguiré arrastrándome por este mundo, esperando el día en que sea capaz de morder mi propia cola para desaparecer en la nada infinita.

Ojalá pudiera morir ahora… Qué mierda de vida.

¿Sabes qué es lo más irónico?

Que soy más suicida cuando estoy “más bien”.

Nunca estoy bien en realidad. Pero no soy capaz de pensar en matarme cuando me estoy sintiendo en cierto nivel de desesperación.

Tengo que estar un poco tranquilo para poder sentir que está bien matarme.

Esta semana estuve enfermo y no quería morirme, porque no quería morir sintiéndome tan mal como me estaba sintiendo.

Quiero irme de aquí sintiéndome bien.

Es un poco irónico, ¿eh?

Madeleine: …

022. No todos los artistas están locos (pero estas sí)

Nota del editor (o sea yo mismo, algunos años después de los eventos discutidos en esta entrada): Por si no es completamente evidente hasta ahora… A pesar de que llamo a esto un diario, no escribo en él todos los días. Solamente escribo cuando siento que tengo algo importante que decir, algo que debería quedar guardado antes de que se me borre de la memoria y el mundo jamás sepa de ello. Tal vez a nadie le interesa escucharlo, pero aun así a mí me interesa decirlo. No, no escribo todos los días en este diario, y aun de los días que sí he escrito, por una razón u otra, hay algunas entradas que han quedado perdidas. Esto es evidente en la secuencia seguida entre esta entrada y la inmediatamente anterior, cuya trama ha sufrido de una desafortunada elipsis narrativa. En este momento no tengo el tiempo ni la memoria para reescribir lo que había en esas páginas perdidas, así que si alguien está siguiendo estas palabras, queda en sus manos y en su mente la elección de conectar los puntos y rellenar los vacíos de esta triste historia o ignorarlo todo y marcharse sin desenterrar los detalles de un pasado desconocido. Cualquiera que sea el caso, que Dios se apiade de su alma. 

022: Triste y vacío

Me: Por cierto, hoy estuve con Blanquita…

Quiero decir, no sexualmente. Me refiero a que pasé tiempo con ella, a que estuve existiendo físicamente en el mismo lugar que ella durante un tiempo.

No sé si había necesidad de aclararlo, pero bueno, ya lo hice.

¿Sí habías pensado que era eso? Bueno, no importa.

Madeleine: No, no me había imaginado nada sexual. Simplemente pensé que estuviste hablando con ella. 

Me: Sí, así es. Hoy estuve con Blanquita.

Por alguna razón, siento que me siento vacío estando con ella, sabiendo que no puedo esperar nada más de ella que una relación amistosa. 

Siento que algún día cualquiera, después de estar con ella por un rato, podría suceder que me despida de ella normalmente y luego llegara a mi casa a matarme, o que incluso lo hiciera sin siquiera regresar a casa. 

Siempre imagino que me le lanzo a los carros, pero no lo hago porque no me parece realmente productivo. (Temo que sea un error metodológico y solo me aleje aun más de mi objetivo.)

Sí, así es como me siento compartiendo tiempo con ella, vacío y triste.

Pero por otro lado, siempre estoy vacío y triste, ¿verdad?

Así que, aunque me sienta vacío y triste estando con ella, es mejor así, que simplemente estar vacío y triste y además completamente solo, ¿verdad?

Así que supongo que podría decir que las cosas han mejorado un poco, por el hecho de aceptarla como amiga, ¿verdad?

Sí, estoy triste y vacío. Y quiero morirme. Pero supongo que de todos modos las cosas están un poquito mejor así.

Madeleine: Pues si mejora aunque sea un poquito, eso es bueno.

Me: No lo suficiente, si todavía me quiero morir. Pero es cierto, si mejora, aunque sea un poquito, al menos es mejor. Y mejor es más bueno que peor o que igual. ¿Por qué me preocupo tanto por la lógica cuando estoy hablando de sentimientos? 

022: No todos los artistas están locos (pero estas sí)

Me: Hoy cuando fui a encontrarme con Blanquita, ella estaba con una amiga suya, compañera de la universidad. Blanquita nos presentó y yo, como siempre, nunca sé cómo actuar en situaciones así. Noté que la chica se acercaba a mí y pensé que me iba a dar la mano. Y yo se la iba a dar también. ¿No es lo que se hace cuando te presentan a una persona por primera vez? La verdad no tengo idea, nunca he tenido idea. especialmente cuando es con mujeres. ¿Hay que darle la mano a una mujer cuando te presentas?

Madeleine: Yo no lo hago. Solo doy la mano cuando conozco hombres. Con mujeres se me hace un poco extraño.

Me: Entonces es normal, ¿no? Que en serio no sé. Si me le presento a una mujer, ¿es normal darle la mano?

Madeleine: Creo que sí, tampoco estoy muy segura. Al menos un breve saludo con la mano y ya. No lo sé. Los saludos son siempre algo raro y a veces complicados. Así que tranquilo, a muchos nos pasa. 

Me: Tendré que preguntarle a alguien más. No pareces muy segura de tus enseñanzas. 

Madeleine: Es que es raro y no hay nada realmente escrito. 

Me: Y yo fallo en todo lo que no esté escrito. Tal vez yo debería escribir un libro sobre eso, para que así ya esté escrito y otra gente como yo pueda hacerlo bien. Pero como no sé nada sobre estas cosas… En fin.

Que la veo acercándose y pienso que me va a dar la mano, entonces me preparo para dársela también… Pero se me acerca y me da es un abrazo.

Madeleine: Eso sí me parece aun más raro. Yo no abrazo a alguien que acabo de conocer. 

Me: No creo haber hecho ningún movimiento que le haya indicado a ella que yo iba a hacer eso. Yo estaba pensando en darle la mano porque pensé que eso era lo que ella iba a hacer, así que también se me hizo algo raro.  

Madeleine: Entonces seguramente ella es la rarita en este caso, no tú.

Me: (¿En este caso, eh?) Fue raro, de hecho. Yo tampoco creo que sea normal abrazar a alguien que acabas de conocer.

Pero después de hablar con ella por un momento, supe que esta mujer era incluso más rara y loca que Blanquita.

Digo rara y loca, pero no digo que sea malo. Ya sabes que me gusta la gente rara y loca. 

Blanquita me parece bastante rara y loca, pero esta chica parecía aun más. Y solo la escuché hablar por unos minutos.

No sé si todos los artistas están locos. Supongo que hay unos más que otros, pero de hecho, eso me gusta.

Y la verdad es que, además, esta chica era muy bonita.

Por alguna razón, incluso aunque hizo algo tan raro como abrazarme apenas conocerme, no se sintió incómodo que lo hubiera hecho.

Y después de abrazarme me dijo que olía bien, así que eso es algo bueno… creo.(?)

No sé por qué te estoy contando esto. Supongo que solo estoy tratando de registrar una anécdota curiosa del día. 

No es como que me haya interesado en esa chica o algo por el estilo… Aunque eso es lo que diría una tsundere cuando se interesa en alguien o algo por el estilo.

Es cierto que era muy bonita, y que me gustan las artistas locas como ellas…

Pero al mismo tiempo, esa locura es algo que me asusta, y que no sé si podría manejar.

Por eso muchas veces me asusto solo de pensar en la posibilidad de que Blanquita alguna vez aceptara tener una relación más personal conmigo, ya sabes, algo de pareja.

Siento que hay muchas cosas de ella con las que no podría lidiar muy bien. O algo así. No sé muy bien cómo explicarlo. 

Madeleine: Te entiendo. Hay gente que se ve que es algo complicada. 

Me: Y yo también me considero que tengo algo de artista, y algo de raro, y algo de loco… Pero cuando me encuentro con gente así, siento que soy una persona muy normal. 

Ah, ojalá pudiera ser realmente normal.

Madeleine: …