044. Una reflexión incipiente sobre la psicología

Siempre pensé que la psicología era una ciencia. «La ciencia que estudia el comportamiento y la mente humana». Y no estaba equivocado. De hecho, es la definición más precisa. 

Pero lo que nunca tuve del todo claro era si el resto del mundo también estaba de acuerdo con esa percepción o se consideraba que la psicología era algo más.

Y es cierto, a veces la psicología adopta unos tintes muy sociológicos y en ocasiones se mancha de cultura y tradición, elementos inseparables de cualquier comportamiento humano, pero que en ocasiones llegan a extremos opuestos a los de la ciencia y la verdad se disfraza, se oculta o se esconde, detrás de explicaciones mágicas y procedimientos insustentables. 

No estoy hablando de la percepción de nadie en particular, solo de unos cuantos renglones torcidos que desde la perspectiva más amplia de la imagen contribuyen a una distorsión del todo, aunque solo sean una parte. 

Un número tan considerable de renglones torcidos que en ocasiones se obtiene la impresión de que lo normal es estar torcido y ser recto es lo trastornado. 

Esto lo tengo un poco más claro ahora. Pero unos años atrás ni siquiera tenía una perspectiva completa de mi propia página. 

No tenía idea de si el mundo estaba torcido o recto o en qué porcentaje de equilibrio entre ambos polos se encontraba. 

Tal vez todavía estoy ciego. Ahora veo las páginas con un poco más de claridad, pero ni siquiera sé si en el capítulo final se acaba todo o en realidad somos parte de una biblioteca infinita. 

Solo sé que mirando hacia atrás aún tenía muchas más dudas. Tenía más miedo. ¿Y si las cosas hubieran sido un poco diferentes? Probablemente hoy mi visión no estaría más iluminada. 

Por el contrario, la oscuridad sería todo lo que habría y ya no quedaría nada. Ya no quedaría yo. 

044: Una reflexión incipiente sobre la psicología

Me: Hoy me habló Blanquita para preguntarme si podíamos vernos en la universidad para entregarme el dinero de las entradas al concierto. Solo le respondí con un «No» bien seco, y luego la dejé en visto.

Madeleine: ¿Te dijo algo más?

Me: Después del «No», solo me dijo: «Bueno. Era para pasarte el dinero». Ya sabía que era para eso, así que no le respondí nada más. 

¿Crees que soy una muy mala persona por responderle de una manera tan cortante?

Madeleine: No, pero, sí estuvo feo la manera en que la trataste. 

Me: Entonces sí soy una mala persona… Pero no me nace decirle nada más, así que siento que no habría sido sincero hacerlo.

Madeleine: Bueno, es lo mejor en ese caso. 

Me: Ya sabes que en realidad es todo lo contrario. Que quisiera poder hablar con ella todos los días y estar con ella todo el tiempo y ser felices los dos juntos y amarnos hasta que nuestros corazones exploten.

Pero eso nunca pasará. 

¿Tiene sentido lo que digo o solo estoy tratando de quedar bien aquí?

Madeleine: Creo que sí tiene sentido.

Me: Sé que no soy una buena persona, por mis acciones crudas y egoístas, pero al fin y al cabo solo soy una persona extremadamente frágil y sensible. Ella nunca ha tenido malas intenciones conmigo y el hecho de que sus decisiones me rompan el corazón no la hace culpable de mi sufrimiento, pues solamente es mi sensibilidad la que hace que me tiemblen todas las emociones con los estímulos más pequeños. Ella es lo mejor que me ha pasado y creo que no lo digo cegado por un sentimiento platónico, sino que considero que es un hecho verdadero, teniendo en cuenta mis desdichadas circunstancias. Es por eso que la quiero tanto. 

Así que, después de todo, creo que ninguno de los dos es el malo aquí. Todos somos víctimas de la ira divina. 

No asentiste esta vez. ¿Entonces de verdad crees que soy el malo?

Madeleine: No, no creo que la situación sea de buenos o malos.

Me: Por un momento pareció sorprenderte que dijera que ninguno de los dos era el malo, pero bueno, no importa.

Es cierto que hoy no podía ir a la universidad para encontrarme con ella. Hoy tenía la cita para mi entrevista para la admisión en la carrera de psicología.

Madeleine: ¿Y cómo te fue? 

Me: No lo sé. Creo que no respondí lo que querían que respondiera. 

Madeleine: ¿Te entregarán resultados después?

Me: Se supone que sí, aunque no creo que «no pase» la entrevista por las respuestas que di. Sería muy estúpido. 

Pensándolo bien, sí podría ser que no pase por eso y luego solo me digan que no tenían los cupos suficientes o algo por el estilo.

[Spoiler del editor (o sea yo mismo, algunos años en el futuro): No pasé la entrevista. Fui rechazado por la universidad y me quedé sin la oportunidad de estudiar allí. En una siguiente entrada publicaré más sobre mi frustración y mi desesperanzado segundo intento aplicando a otra universidad diferente. Spoiler del spoiler: Allí sí me aceptaron y me he destacado como uno de los estudiantes más brillantes en toda la facultad. No puedo hacer spoilers más allá de esto, ya que al momento de escribir este reporte, aún no tengo idea de qué suerte podría tener en un futuro al ejercer la profesión o si siquiera me alcanzará la vida para intentarlo. Más detalles sobre la suerte de este poeta psicólogo en entradas venideras. Fin de la interrupción.]

Madeleine: ¡Espero que todo salga bien y te acepten para estudiar!

Me: No creo que me rechacen a partir de la entrevista, pero incluso si eso pasa, puede que eso no sea lo peor. 

Madeleine: ¿Qué sería lo peor entonces?

Me: Lo peor es que, después de haber tenido la entrevista con la psicóloga… sentí que solo era otra inútil. Y que probablemente no me voy a llevar bien con ninguno de los profesores o los psicólogos que me encuentre a lo largo de la carrera… porque todos son inútiles y seguramente solo me van a enseñar muchas cosas inútiles. 

[Nota del editor (o sea yo mismo unos años en el futuro): Aquí un heurístico de representatividad o falacia de generalización. Para mi sorpresa, según lo que pensaba en estos tiempos, he encontrado en la academia muchos psicólogos buenos, sensatos e inteligentes, de los que no pude encontrar ninguno en todos los años que estuve buscando ayuda desde la práctica clínica como paciente. Aun así, es cierto que son más los psicólogos que he conocido que son mediocres o no tienen idea de lo que están haciendo y aun los que se pueden considerar buenos solo pueden serlo en un campo muy pequeño de la psicología. No existe ningún psicólogo que pueda ser el mejor (o siquiera bueno) en todos los campos, ramas y áreas de la psicología. Lo mejor que puede hacer un psicólogo es especializarse y tratar de ser el mejor en un área muy concreta. No alcanzan diez vidas humanas para volverse experto en la psicología como una ciencia integral.]

Madeleine: Bueno, siempre se encuentra de todo en las universidades. Ojalá no pase eso que dices y puedas conocer profesores que al menos sean competentes. 

Me: Me preguntó qué sabía de la psicología, que si me había tomado la molestia de investigar un poco antes de qué se trataba y todo eso.

Considero que sé bastante al respecto, pero estaba muy nervioso y no atiné más que a dar la definición más general de diccionario que pude haber dado.

Ahí es donde pienso que no respondí lo que querían que respondiera. Seguramente habrá pensado que en realidad no sé nada, pero bueno, eso no importa.

Se supondría que precisamente para eso es que quiero entrar a la universidad, para aprender lo que no sé. 

Luego dijo algo como: «Es porque muchos vienen aquí con concepciones equivocadas sobre lo que es la psicología y por lo menos deberían tomarse la molestia de averiguar un poco primero». 

Seguramente no lo dijo con palabras tan bonitas y tan claras, pero básicamente era eso lo que me estaba tratando de decir.

Madeleine: Suena muy pedante de su parte. 

Me: Sí, un poco, aunque en parte tiene sentido. Pero eso no es lo que me molestó. Lo que me molestó fue lo que siguió después, cuando aclaró cuáles eran las concepciones «correctas». 

«Los psicólogos no somos doctores», empezó. «No somos «personas que escuchan»». Aquí tomó como ejemplo algo que le mencione de que había visto a muchos psicólogos y ninguno me había ayudado, y continuó: «No somos gente que ayuda… Nosotros somos facilitadores». 

Madeleine: ¿Facilitadores de qué?

Me: Supongo que de las herramientas que sirven para ayudar, pero que ellos no son la ayuda… Me imagino que algo así debía estar tratando de decir. 

Madeleine: Suena un poco absurdo, teniendo en cuenta que facilitar es un sinónimo de ayudar. 

Me: Es cierto. Yo dije varias veces que quería ser psicólogo para ayudarme a mí mismo y probablemente ayudar a otros [respuesta típica de quien está buscando estudiar psicología, a la cual, a pesar de no ser una respuesta incorrecta, a menudo se le ve con el ceño fruncido desde la academia]. Así que me dio un poco de vergüenza, porque siento que dije justamente lo que esa psicóloga no quería escuchar. 

Y luego dijo una especie de tontería motivacional del tipo: «Yo creo que la respuesta siempre está dentro de uno mismo» y fue entonces que terminé de decepcionarme y recordé lo inútiles que han sido casi todos los psicólogos que he visto y esta era igual, y ahora siento que todos van a ser iguales en la carrera.  

Madeleine: Bueno, ¡ojalá que ese no sea el caso!

Me: El caso es que solo he conocido un psicólogo bueno en mi vida. Tampoco me ayudó mucho, pero era un hombre muy inteligente y muy humano al mismo tiempo, al contrario que esta señora que no busca «ayudar» a nadie. 

Para mí, era más un científico que un psicólogo [aunque por definición todo psicólogo es un científico que estudia el comportamiento y la mente humana, en la práctica muy pocos lo son realmente], y aun así, era más humanista y empático que esta mujer. 

El psicoanálisis es una mierda y la psicología conductual nunca la hacen bien, y si la universidad es tan poco humanista… entonces al final probablemente solo voy a disfrutar las materias que tengan que ver con neuropsicología y voy a odiar a todo lo demás. 

Madeleine: Para ser psiquiatra se necesita ser doctor, ¿verdad? ¿No te gustaría estudiar algo así? 

Me: Sí, hay que estudiar medicina primero. Y a mí me interesa es la mente humana. Cinco años estudiando el cuerpo, aunque sé que sí tiene una gran influencia, siento que sería un enorme retraso. 

Además, desde mi experiencia tampoco han sido muy útiles los psiquiatras. Siento que solo obedecen ciegamente lo que dicen los libros de medicina y realmente no cuestionan ni analizan nada. 

Aclaro otra vez que hablo solo desde mi experiencia acerca de cómo (no) me han ayudado los profesionales, psicólogos y psiquiatras, que he conocido hasta ahora. 

Pero tal vez estas mismas personas sean buenas con otro tipo de pacientes o tratando otro tipo de problemas. No lo sé. 

Tal vez soy yo el que soy un caso raro que nadie ha sabido cómo solucionar. Así que tampoco puedo asegurar que sean cien por ciento inútiles.

Puede que sirvan para algo, simplemente que no han servido para mi caso en específico.

La que me hizo la entrevista hoy supuestamente era especialista en pediatría. Tal vez sea buena haciendo que los niños dejen de hacer pataletas, yo qué sé. 

El caso es que yo pienso principalmente en mi problema y en cualquiera que pueda ser parecido, esos en los que parece que nadie puede ayudar de verdad.

Por eso estaba pensando… Si llegara a ser rechazado por la entrevista, aunque no lo creo, tal vez podría buscar una oportunidad para estudiar algo más relacionado con la química o una especialidad como la farmacéutica. ¿Quiénes son los que fabrican las medicinas que recetan ciegamente los psiquiatras como un libro de cocina? Tal vez también sea una especialidad de la medicina, no lo sé, pero creo que sería algo más afín a lo que a mí me interesa, que es la neuropsicología, la neurociencia. 

Digo, solo si no paso la entrevista por estas estupideces, tal vez podría enfocarme por este lado y encontrar soluciones más efectivas, ¿no?

Tal vez pueda crear mi propia droga que elimine el miedo de las personas sin ningún efecto secundario. ¿No sería un gran avance para el mundo?

Madeleine: Irónicamente, una medicina así me daría más miedo que otra cosa. 

Me: Te la pongo en el café sin que lo notes y cuando te des cuenta ¡ya no tendrás miedo de nada! 

Aunque, la verdad, a mí también me daría miedo. Tendría que probarla primero en otros para estar seguro de que sí funciona. Tal vez en ratas, no sé. Solo estoy soñando, supongo. 

Madeleine: Eso me recuerda la historia de Dragon Head. El protagonista es un chico que queda atrapado en un túnel tras una catástrofe. El caso es que, ya avanzado el manga, aparecen unos sujetos rapados, que parecen lobotomizados. 

Y, bueno, pues es eso. Parece que alguien encontró un método para eliminar el miedo y esos sujetos habían sido sometidos al procedimiento. 

No recuerdo muy bien si los habían despojado del miedo o de toda emoción, pero estaba bastante turbio. 

Me: Suena interesante…

034. We tried so hard and got so far…

034. We tried so hard and got so far…

Me: Ahora, hablemos sobre la muerte.

Tengo algunas cosas en mente, pero siento que es mejor si las pienso en diálogo y no en monólogo. Así que necesito tu ayuda.

Madeleine: ¿Qué tienes en mente?

Me: ¿Qué opinas de la muerte del vocalista de Linkin Park?

Madeleine: Pues es algo muy triste. Digo, por sus fans y todo eso…

Me: ¿A qué te refieres exactamente con que es triste por sus fans y eso?

Madeleine: ¡Que debe ser muy triste que muera el cantante de una banda que te guste!

Me: Mmm… Puede que tengas razón. No lo sé.

Pero ¿qué es exactamente lo triste ahí? Para sus fans, digo. ¿Que ya no podrán volver a escucharlo en vivo? ¿O que ya no podrá seguir creando más música nueva para que ellos consuman?

Madeleine: Supongo que sí, sería por eso. Puedes verlo como un producto para consumir, pero sabes que el arte también va más allá de eso. No crear más música significa no compartir más emociones con las que la gente pueda identificarse, no fabricar más recuerdos que se amarren a tus sentidos a través de las vibraciones de tu cuerpo, dejar de seguir proveyendo al mundo de un vínculo emocional con el que se pueden conectar unos y otros. No volver a cantar en vivo significa que los miles de personas que habrían estado emocionadas de ir a verlo ya no estarán emocionadas, pues ese evento ya no existe en esta realidad.

Me: Tienes razón… La primera parte es básicamente la definición de cualquier experiencia, pero entiendo que al menos algunas de las experiencias de muchas personas en particular estaban enlazadas, de cierto modo y en cierto grado, con la vida de ese artista.

Resumiendo, entonces… ¿La muerte de Chester es algo triste debido a la conexión emocional que tenía con sus seguidores?

Madeleine: Bueno, y también con sus amigos y familia. Probablemente ellos sean los más devastados.

Me: Es cierto. Una de las cosas más tristes acerca de la muerte es el dolor que queda en lo que quedan. Para el muerto, después de todo, ya no habrá más sufrimiento.

Si la muerte es algo malo, entonces la vida nunca termina bien.

Pero la muerte no tiene que ser necesariamente algo malo, ¿verdad? En especial para el muerto. Aunque también para el propio muerto puede haber ciertos aspectos de tristeza en el acto de morir. ¿Sabes cómo murió?

Madeleine: Bueno, escuché que tenía depresión. Solo eso.

Me: Seguramente sí. Parece ser que se ahorcó.

El suicidio es una de las maneras más tristes de morir, pero al mismo tiempo, una de las más satisfactorias.

Es triste porque, en general, la persona que decide hacerlo se encuentra padeciendo de algún tipo de dolor que siente que ya no puede soportar más.

No necesito decir por qué es satisfactorio, ¿o sí?

Madeleine: No realmente.

Me: Debería decirlo de todos modos, solo para que quede en el registro… ah, pero bueno. Supongo que ya escribiré sobre el suicidio en alguna otra ocasión.

De cualquier modo, solo tomé la muerte de este cantante para introducir el tema: la muerte. Sobre lo que he estado reflexionando es otro aspecto en particular; algo más personal, supongo…

Pero primero, un dato curioso sobre la muerte de este cantante.

Yo no soy un gran admirador de su banda, pero soy el fan número 1 de la muerte, especialmente del suicidio, por lo que estuve leyendo la noticia de su muerte por pura curiosidad.

Leí que un amigo cercano de Chester, que también era vocalista de otra banda, se ahorcó también unos dos meses atrás.

Madeleine: Oh, sí. El de Audioslave.

Me: Y que ayer, el día en que se encontró muerto el cuerpo de Chester, habría sido su cumpleaños.

Madeleine: Vaya, eso sí no lo sabía.

Me: Así que probablemente, la muerte de ese amigo haya tenido una gran influencia en su propia decisión de morir.

Madeleine: Quizás escogió esa fecha cuidadosamente. Le afectó mucho la muerte de su amigo.

Me: Tú sabes que yo también soy un suicida. El ahorcamiento probablemente lo consideré en algún momento temprano, pero pronto lo descarté. No creo que es algo que fuera capaz de hacer.

Porque podría tardar unos minutos, y el miedo y el dolor que provocaría ese método seguramente me causaría una falsa sensación de arrepentimiento, por lo que, si no logro abortar la misión, terminaría muriendo lleno de desesperación.

Pero hay una cosa que haría más fácil la ejecución mediante este método: las drogas.

Madeleine: ¿Cómo es eso?

Me: No sé del primero, pero sé que en el cuerpo de Chester se encontraron muchas drogas. Digo, que había ingerido diversas sustancias antes de quitarse la vida.

El cómo es muy sencillo: las drogas alteran tu capacidad de sentir y de pensar. Por lo que el miedo y el dolor a los que daría lugar un método que provee tan amplio lapso de consciencia entre su inicio y su final posiblemente podría llegar a verse distorsionado o adormecido gracias al efecto de algunas drogas.

Cuando se encuentran ese tipo de sustancias en un cuerpo que ha decidido abandonar su vida, podrías tomarlo de dos formas.

La primera, como ya mencioné, podría ser que se consumió las drogas con un deseo a priori de quitarse la vida y de mitigar con ellas los efectos adversos del método escogido.

La segunda: La droga podría ser la que produce a posteriori un deseo de acabar con la vida. Es decir, alguien que normalmente no se atrevería a hacer eso o siquiera lo consideraría, bajo el efecto de ciertas sustancias podría llegar a tomar esa decisión impulsivamente sin que sea algo que iría acorde con los pensamientos racionales de dicha persona.  

Madeleine: Eso me recuerda a las teorías que surgieron con la muerte de Robin Williams.

Me: Bueno, ahora sí, volviendo a lo que tenía en mente desde un principio, no era sobre el suicidio, sino sobre la muerte de otros.

Pero la verdad ya me aburrí de escribir esto… No quiero seguir más.

Madeleine: …