048. Una diatriba solemne

Ya tuve la entrevista hoy.

Al principio pensé que me estaba yendo mejor que en la anterior, pero puede que al final me haya ido igual o peor. 

En general, este entrevistador era más simpático y agradable que la mujer que me entrevistó la última vez, y al principio pareció bastante entusiasmado con mi perfil profesional, porque tenía 25 años y una carrera terminada y eso demostraba ya un nivel de madurez y responsabilidad. 

Pero luego manifestó sus dudas con respecto a mi situación psicológica «interna», por el hecho de que le comenté que había estado en tratamiento con psiquiatra y lo había interrumpido por cuestiones políticas de mi aseguradora de salud, que había cancelado su convenio con el centro psiquiátrico. 

Al final me mandó a hacer una entrevista con un segundo entrevistador, «para estar seguro», y mañana me toca esa entrevista. 

En realidad la había agendado para mediados del próximo mes, para darme tiempo de volver con el psiquiatra y pedirle una valoración, porque estaba convencido de que no sería adecuado entrar a estudiar teniendo ese tratamiento interrumpido, sin importar que fuera por causas ajenas a mi control.

No sé por qué al final cambió de opinión y re-agendó la entrevista para mañana.

En un momento incluso dijo que no debería aprobar mi solicitud de ingreso a la universidad solamente porque tengo esos otros estudios y él consideraba que era mejor seguirme especializando en ellos en vez de empezar con una segunda carrera. 

Le dije que entonces lo hiciera, que me negara la oportunidad de estudiar por esa razón, y supongo que al final se dio cuenta de lo absurdo que era eso y no dijo más. 

Pero mañana tengo la entrevista con el otro. No sé cómo me vaya a ir con ese, pero siento que cada vez se me van quitando las ganas de estudiar esto. 

También me dijo que me quitara de la cabeza eso de «estudiar psicología para ayudarse a uno mismo», que porque eso no era así. 

Al final no sé qué pasó que tuvo un cambio en su opinión. Me llamó al teléfono cuando yo ya estaba llegando a mi casa para decirme que había cambiado la otra entrevista para mañana. Y me sugirió que no dijera que quería ayudarme a mí mismo, sino que quería estudiar solo porque quería estudiar la psicología.

Más que todo trató de convencerme prácticamente de que no era apropiado que entrara a estudiar con eso del tratamiento interrumpido. 

Y con algunos psicólogos diciéndome que la psicología no es para ayudar a otros y otros diciéndome que tampoco es para ayudarse a uno mismo, cada vez siento más y más que es una carrera inútil.

No entiendo por qué ponen tanto problema solo para estudiar. ¡No es una entrevista de trabajo! ¿Por qué tienen que poner tantas trabas solo para dar la oportunidad de poder formarse?

Al final, creo que si no hubiera mencionado lo del tratamiento, no habría habido tanto problema. En otras palabras, habría pasado más fácilmente si solo hubiera mentido en eso. 

[Nota del editor (o sea yo mismo uno años en el futuro): No sé si llego a mencionar esto en alguna entrada futura de este diario, pero en caso de que no, hago este pequeño reconocimiento aquí. Shout-out para el profesor/psicólogo que me hizo la segunda entrevista (segunda para esta universidad, tercera en general), que teniendo un enfoque más positivista/materialista, supo ser más empático que sus pares más «humanistas» con este trastornado mental con aspiraciones de estudiar.]

Todo es tan absurdo…

046. «Inteligencia Emocional»

046: «Inteligencia emocional»

Me: Fui a preguntar que qué mierda y tal. No dieron ninguna información.

Madeleine: ¿Qué dijeron?

Me: Las personas con las que se puede hablar dicen no saber esa información. Y cuando le pregunté a la psicóloga el mismo día de la entrevista, tampoco quiso decir nada.

Traté de ir a la otra universidad, pero no la encontré porque la movieron de lugar. De todos modos, llamé y me dijeron que aún están en inscripciones. Mañana pago la inscripción y llevo los documentos. 

De ahí también me programan una entrevista… a ver si esta vez sí me va mejor. 

Madeleine: Te hago una recomendación: No lleves pañoleta. Mejor haz que te cepillen bien el cabello y ve con un atuendo un poco más formal. Lleva el traje del matrimonio. ¿Te parece?

Me: Nop. 

Madeleine: ¿No qué? ¿No lo usarás o no me harás caso?

Me: No sé qué vaya a usar. No me voy a poner traje de matrimonio. 

Madeleine: Muy bien, como quieras. Se llama «Inteligencia Emocional», pero haz como prefieras.

Me: Se le llama Falsedad. 

Madeleine: Falsedad sería si dijeras que siempre vistes así. En cambio, lo que verán es que eres alguien que pone de su parte para ser adaptado socialmente, para cumplir con la deseabilidad social mínima. 

Pero está bien. Es tu decisión.

Me: Si fuera un requisito, lo haría. Nadie ha dicho que deba hacer eso. 

Madeleine: Por eso dije «cumplir con la deseabilidad», no con las exigencias, porque no es un requisito. 

Me: Pues la gente tan «inteligente emocionalmente» debería saber expresar esos supuestos deseos de manera más clara, porque así es muy difícil que logren conseguirlos. 

¿Cómo te fue a ti en tu entrevista? ¿Te pusiste ropa formal de matrimonio? 

Madeleine: Sí. Lo que hice fue evaluar a la empresa y a los candidatos, aunque no para ellos, sino para mí. 

Me: ¿Y cómo te fue? 

Madeleine: Fueron un montón de personas a las que no contrataría por nada del mundo. 

Algunos se veían desesperados. Algunos otros demostraban ser capaces de hacer lo que fuera necesario con tal de obtener el puesto. 

Otros muy pocos fueron lo suficientemente formales como se pedía explícitamente en la solicitud. Ni siquiera un 10% cumplimos con ello.

Otros se veían sudorosos y agotados. Muchos eran totalmente ignorantes sobre lo que se hace allí.

Es una empresa del rubro de la educación que ayuda con las dificultades de aprendizaje. Oferta tres vacantes en las modalidades laborales del campo administrativo, asesor educativo y tallerista.  

Hoy solamente decimos si será para aplicar en la capital y en qué modalidad y chaolín pingüín. 

Me: ¿Entonces no aceptaste a nadie mientras que a ti sí te aceptaron? 

Madeleine: Yo estaba muy tranquila, ya que no estoy desesperada por conseguir trabajo. Solo estoy viendo otras posibilidades para presionar a mi jefe por el trabajo que quiero. 

La próxima semana entregarán los resultados. Allí sabremos si les servimos a ellos y si ellos nos sirven a nosotros. 

Creo que fue una gran entrevista, porque no me sentí nerviosa o preocupada en lo absoluto. Así de segura me siento con mis conocimientos.  

Me: Bueno, me alegro de que te haya ido bien. Por mi parte, esperar a ver si me rechazan nuevamente por llevar una pañoleta. 

O tal vez me rechazaron fue por mi ansiedad social. Creerían que no sirvo para nada. Quién sabe. Si tan solo hubieran dicho el por qué no me aceptaron.

Madeleine: Creo que eres tú mismo quien debe darse una respuesta y aceptarla. Y si crees que es algo que puedes modificar, entonces hacerlo. Y crees que no, entonces prepárate para decir lo mismo y demostrar que eso es una buena motivación y no un problema. 

Me: Tal vez no debería mencionar mis dificultades psicosociales la próxima vez, ¿eh? A ver si el entrevistador es capaz de sacar ese diagnóstico a partir de mi actitud y el color de mi pañoleta. 

Madeleine: Jajaja. Si yo fuera la entrevistadora y viera que tú no estás adaptado a los estándares mínimos de deseabilidad social, pensaría que tú mismo estás saboteando tu oportunidad y no porque no quieras o no puedas, sino porque tienes miedo. 

Me: No entendí eso.

Madeleine: Estoy especulando. Digo que si yo fuera la entrevistadora y valorara como se hace con los pacientes, desde su puntualidad hasta su vestimenta, estado, aseo, actitud, etc., pensaría que no estás preparado. Porque cubrirse la cabeza, para los psicólogos aquí y al otro lado del mundo, es temor, es esconderse, protegerse. 

Me: No sería sabotear la oportunidad si ella decide aceptarme. Y ya te dije que yo sí me adapto a las normas, pero no a deseos caprichosos e inconstantes. 

Supongamos que cubrirse la cabeza sea sinónimo de sentir temor. ¿Es una buena razón para negarle a alguien la oportunidad de estudiar? Es absurdo, porque no creo que eso me incapacite para lo que debe hacer un psicólogo, que según ellos ni siquiera es ayudar, sino «facilitar». ¿No estoy preparado para ser un facilitador porque me pongo un gorro? Entonces probablemente nunca lo voy a estar.

Y no era una entrevista de trabajo, era para estudiar. Obviamente no estoy preparado. ¿Cómo voy a estar preparado si no puedo estudiar?

Madeleine: Tienes toda la razón. Pero eso es justo lo que digo. Que puedas argumentar como acabas de hacerlo. Esa es una muy buena razón. 

Me: Pero me pongo nervioso y no hablo bien. Entonces tienen razón y no sirvo para nada.

Madeleine: Ahí es cuando debe aparecer el sobreesfuerzo de tu parte, para tratar de demostrar que tu propia condición es una motivación válida y no un impedimento. 

Me: Como si no hubiera intentado eso la primera vez…

Madeleine: …