037: Tener esperanza y dejar ir

Me: La esperanza es lo último que se pierde, dicen.
¿Será por eso que me aferro a ella, aunque sea una falsa esperanza? Ya lo he perdido todo y la esperanza es lo último que me queda, una falsa esperanza, una ilusión, pero a pesar de ser consciente de que solo es una fantasía, me aferro con fuerza a ella porque una vez que la pierda, lo habré perdido absolutamente todo.
Pero es mejor perderla, ¿verdad? Sí, a veces es mejor perder… Si una esperanza no es más que un tonto engaño que no te deja en paz, entonces es mejor despojarse de ella.
Si la vida no es más que un tormento y un camino sin esperanza, entonces es mejor perderla y no volver a encontrarla nunca.
¿Alguna vez has tenido a alguien que se haya enamorado de ti y que haya sido insistente en querer tener algo contigo, pero era una persona en la que tú no tenías el más mínimo interés?
O, aunque no haya sido insistente… ¿alguna vez has sabido que le gustas a alguien o que alguien te quiere, pero a ti no te interesa esa persona?
Madeleine: Pues sí, al menos un par de veces.
Me: ¿Y por qué no te gustaban esas personas?
Madeleine: No lo sé. Nunca se me ocurrió pensar en ninguno de ellos como pareja.
Me: Y nunca pensarías en ellos como pareja, sin importar cuántos años pasen, ¿verdad?
Madeleine: Pues la verdad, no lo creo.
Me: Así es. Eso nunca pasa. Ni siquiera yo vería así a las personas que he rechazado por esa razón. No importa cuánto tiempo pase, eso nunca sucede, ¿verdad?
¿Por qué entonces es tan difícil para mí abandonar la esperanza, aun sabiendo que solo es una falsa ilusión?
Nunca sucede que un día te despiertas y de repente pienses: “Oh, esa persona que me quiso hace tanto tiempo, pero a la que yo nunca quise, siento que hoy por fin la quiero”.
Nunca pasa, ¿verdad?
¿Verdad…?
¡Es verdad… ahora lo recuerdo! Sí sucede, sí puede suceder, sí ha sucedido… ¡Me ha sucedido a mí!
Y justo cuando ya lo estaba perdiendo todo, me maldice un nuevo rayo de esperanza.
Si me sucedió a mí, le puede suceder a Blanquita también, ¿verdad? ¡Que un día se despierte y me ame tanto como nunca había imaginado que podría amar a alguien!
¡No es imposible y por lo tanto no se puede decir que no hay esperanza!
No, no es imposible y lo sé porque ya ha sucedido antes, cuando me sucedió a mí y de un día para otro empecé a amar a una mujer como nunca imaginé que podría amarla.
Y eso fue nada más y nada menos que con la única otra persona que he amado de verdad, además de mi Blanquita.
Ah, es horrible. La esperanza es horrible. ¿Por qué tengo esperanza? ¡Tengo miedo y ansiedad! ¿Realmente algo tan improbable puede suceder? Sí, sí puede… pero eso no es lo mismo que decir que sí sucederá.
¿Sucederá? Probablemente no, ¡y entonces sentiré una fuerte punzada en el corazón al ver que no sucederá algo que pensé que podría suceder!
Si tan solo no hubiera pensado en que podría suceder… Si tan solo no tuviera esperanza.
Sí, ya sucedió una vez. Me sucedió a mí… con Scarlet.
Tal vez lo recuerdes, que algún día te hablé de eso, pero yo al principio no quería a Scarlet como ella me quería a mí.
La quería como una amiga y cuando le pedí ser pareja solo fue porque quería que ella fuera feliz, sabiendo cuánto ella me quería a mí.
Yo no la quería de esa manera, pero aun así, acepté jugar con ella el juego de las parejas, solo para darle un poco de alegría a una amiga y en poco tiempo esa amiga se convirtió en la persona que yo amé más que a nada en la vida, como pareja y como todo.
Pero eso nunca le sucederá a Blanca conmigo, ¿verdad?
Sí, es cierto, eso nunca sucederá… No sucederá porque hay una pequeña gran diferencia entre ambos casos. Y esa pequeña gran diferencia se llama… distanciamiento.
Es cierto, nunca nadie se despierta un día y de repente siente que por fin ama a una persona de la que ha estado distanciada tanto física como mentalmente, con la que no comparte presencia ni siquiera en sus más borrosos pensamientos.
No, nunca te despiertas un día y de repente amas a alguien a quien no has visto en años y de quien ni siquiera tienes idea en tus pensamientos.
La única razón por la que yo me enamoré de Scarlet es porque nunca me distancié de ella aunque al principio no la veía como pareja.
Nunca me distancié de ella y, por el contrario, aunque no la quería como ella a mí y tampoco tenía la mínima intención de hacerlo, permanecí junto a ella todo el tiempo, soportando ese amor que no deseaba hasta eventualmente logró que la capa más fría de mi corazón se derritiera por ella y sintiera por primera y única vez lo que es el calor de amar y ser amado, aun a pesar de que eso tampoco duraría mucho tiempo.
Al final, todo está en mis manos, ¿verdad? No, no todo. Lo único que está en mis manos es la posibilidad de lanzar una moneda al aire y hacer una apuesta, el resultado ya no depende de mí.
¿Qué debería hacer? ¿Aferrarme a la esperanza o dejarla ir?
¿Está bien si me aferro a la esperanza, a la fe, la idea de que algún día la felicidad puede aparecer en mi vida?
¿O debo distanciarme de Blanquita y aceptar que a pesar de todo ella nunca me amará igual que yo a ella?
Madeleine: Bueno, ya habías tomado una decisión con Blanquita, ¿no?
Me: Sí, tienes razón. Es mejor renunciar a la esperanza. Ella nunca me amará del modo que yo quiero que me ame; eso ya me lo ha dejado muy claro.
Yo a Scarlet nunca le dije que nunca la amaría, pero Blanca sí ha sido muy enfática conmigo, diciendo que no puede amarme de ese modo.
Así que supongo que ahí está mi respuesta… Adiós a la última esperanza.
Ahora por fin ya lo he perdido todo.
Madeleine: …